Se analiza la conjunción de las actitudes de individualismo y autoritarismo en la cultura política de la España contemporánea desde una perspectiva histórica. Se rechaza la interpretación del activismo político como la agitación de unas minorías en una sociedad predominantemente pasiva. La intolerancia (autoritarismo) y la pasividad representan valores fundamentales de la cultura española. Los procesos de toma de decisiones autoritarias son favorecidas por las clases sociales media y baja, los ancianos y las mujeres. Bajos niveles de confianza interpersonal (indicadores de sociedades más democráticas) se usan para explicar la aprobación de instituciones autoritarias para proporcionar obediencia social. Similares niveles de interés político (pasividad) también se relacionan con el predominio de valores autoritarios
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