La Costa da Morte es una cresta de puntas que se internan en el océano, justo donde chocan las corrientes marinas más violentas y donde estallan las tempestades atlánticas. Las olas revientan contra los acantilados de granito, las espumas envuelven peñascos traicioneros, en las rocas se alzan cruces blancas en memoria de los mariscadores ahogados. Y los marinos recitan los nombres de los cabos coruñeses como un catálogo de trampas: San Adrián, Nariga, Roncudo, Tosto, Vilán, Touriñán, Finisterre.
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