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Resumen de Alternativas para la generación fotovoltaica: Células solares de titanio nanoestructurado sensitivizado

Juan Bisquert

  • Hasta ahora, la conversión de radiación solar en electricidad se ha realizado casi exclusivamente con dispositivos fotovoltaicos de unión de estado sólido, pero la situación podría cambiar en los próximos años con la aplicación de nuevos conceptos científicos y tecnológicos, como los polímeros conductores y las nanoestructuras de semiconductores, que han transformado los dispositivos fotoelectroquímicos. En 1991 se realizó la célula solar de dióxido de titanio nanoestructurado sensitivizado con colorante, que utiliza mecanismos de transferencia electrónica similares a los que ocurren durante la fotosíntesis en las plantas. Esta célula ha engendrado un nuevo campo de investigación científica multidisciplinar, y por su bajo coste de producción, junto con una eficiencia de conversión total confirmada superior al 10%, se perfila como una importante nueva tecnología para energía renovable. La primera planta de producción a gran escala se instaló en Australia en el año 2001, y actualmente se investigan nuevas aplicaciones, como el acoplamiento de la nanoestructura con un polímero conductor para lograr una célula sólida flexible y la realización de células solares transparentes al ojo humano que absorban una fracción significativa de la luz solar. Hasta ahora, la conversión de radiación solar en electricidad se ha realizado casi exclusivamente con dispositivos fotovoltaicos de unión de estado sólido, pero la situación podría cambiar en los próximos años con la aplicación de nuevos conceptos científicos y tecnológicos, como los polímeros conductores y las nanoestructuras de semiconductores, que han transformado los dispositivos fotoelectroquímicos. En 1991 se realizó la célula solar de dióxido de titanio nanoestructurado sensitivizado con colorante, que utiliza mecanismos de transferencia electrónica similares a los que ocurren durante la fotosíntesis en las plantas. Esta célula ha engendrado un nuevo campo de investigación científica multidisciplinar, y por su bajo coste de producción, junto con una eficiencia de conversión total confirmada superior al 10%, se perfila como una importante nueva tecnología para energía renovable. La primera planta de producción a gran escala se instaló en Australia en el año 2001, y actualmente se investigan nuevas aplicaciones, como el acoplamiento de la nanoestructura con un polímero conductor para lograr una célula sólida flexible y la realización de células solares transparentes al ojo humano que absorban una fracción significativa de la luz solar.


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