Por su neutralidad, legitimidad indirecta y control parlamentario, ¿podría concebirse la Corona como una Autoridad Política Independiente semejante a la CNMV o el Banco de España? Lejos de ser una institución caduca cuyo éxito en España ha sido el fruto coyuntural del buen hacer y simpatía de don Juan Carlos, la Corona se asemeja a otra innovación tan joven como la monarquía constitucional: las Autoridades Administrativas Independientes (AAI). Sus características fundamentales son su carácter neutral o apartidista, sujetas a la Constitución y a las leyes, pero no a órdenes o instrucciones del gobierno; y su legitimidad democrática indirecta, basada en normas emanadas de la soberanía popular, lo que no es aceptado por quienes identifican legitimidad democrática con refrendo directo en las urnas.
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