Los moríscos

• Autores: Gregorio Colás Latorre
• Localización: Trébede: Mensual aragonés de análisis, opinión y cultura, ISSN 1137-6007, Nº. 62, 2002 (Ejemplar dedicado a: Mudéjar mundial), págs. 53-59
• Idioma: español
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• Resumen

  • En el otoño de 1525, Carlos I notificó a los mudéjares de la Corona de Aragón que debían hacerse cristianos o abandonar definitivamente sus lugares. En esta agónica situación, y después de meses de porfía, optaron sorprendentemente por el bautismo. En la segunda quincena de marzo, los mudéjares aragoneses eran ya cristianos. A partir de este momento serán conocidos como cristianos nuevos, nuevos bautizados, nuevos convertidos, o moriscos, término este último que se impondrá tras la expulsión, significando su doble condición de renegados de la fe cristiana y traidores a su rey. Dicho término abarca a todos los mudéjares bautizados -granadinos, castellanos, valencianos, aragoneses y catalanes- y a sus descendientes, pero, más allá de su origen, el grupo presentaba profundas diferencias culturales. Los granadinos, que ya habían sido bautizados en 1502, y una parte de los valencianos, podían considerarse una mera prolongación del mundo musulmán. Los aragoneses, junto con los catalanes y castellanos, estaban próximos a la sociedad occidental. Esta diferencia nunca fue tenida en cuenta ni por la Corona ni por la Inquisición ni, después, por los historiadores. Su referente fue el grupo granadino-valenciano. Su comportamiento y actitud fueron en su momento los parámetros que definieron la política de la Corona para toda la comunidad morisca. Más tarde los investigadores extendieron a todos los moriscos lo que en buena lógica sólo era patrimonio del sector más islamizado. En este modelo que domina nuestra memoria histórica es difícil reconocer al nuevo convertido aragonés, que al menos en su aspecto externo presentaba notables diferencias con los levantinos y andaluces.