Con demasiada frecuencia, se olvida que el concepto de clima templado de verano seco posee mayor extensión y menor comprensión que el de clima mediterráneo: así pues, no existe reciprocidad entre ellos.
No se trata, en modo alguno, de una pretendida cuestión de polisemia, sino de flagrante metonimia e inaceptable transnominación, pródiga en consecuencias, que alcanzan a clasificaciones climáticas, en particular a las de naturaleza geográfica, al tiempo que propicia el error de definir como mediterráneos climas que no lo son, tal y como sucede muy señaladamente para la península ibérica.
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