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Resumen de Industrialización del rastrojo de maíz en Europa: Repercusiones económicas y medioambientales

José Luis Blanco Arévalo, Josep García Raurich, José María Nacenta, M. Pallarés Andreu, I. Canal, R. Blanco

  • Del rastrojo del maíz se puede obtener pasta papelera, energía, alcohol de motor y otros subproductos [1,2]. Su utilización industrial para producir pasta papelera y energía aumenta para el agricultor la rentabilidad del cultivo del maíz, reduce las emisiones globales de CO2 y permite crear industrias independientes del déficit energético europeo.

    El origen del papel se sitúa en la China del siglo II a.C., cuando a partir de suspensiones de fibras procedentes de gusanos de seda se obtenían forros protectores del frío utilizados en prendas de abrigo. Por su parte, el uso de compuestos fibrosos utilizados como soporte de escritura se inicia entre los siglos II y III de nuestra era cuando Ts¿ai Lung descubrió que la incorporación de un ligando a estas fibras permitía obtener una superficie impermeable, resistente y flexible. Posteriormente, las fibras de seda fueron sustituidas de manera paulatina por fibras de origen vegetal como cáñamo, lino, etc. [3].

    El invento y desarrollo de la imprenta, impulsados por Gutenberg hacia el 1450, incrementó notablemente la demanda de papel. Una prensa de imprenta necesitaba tres resmas de papel diarias (1.500 pliegos); por ello existe una relación tan estrecha entre la manufactura del papel y la imprenta. Este hecho motivó el gran desarrollo de molinos de papel que, entre fines del siglo XV y mediados del XVI, se produjo en toda Europa.


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