Cinco años después de "Mullholland Drive", David Lynch vuelve con un film aún más personal en el que ha gozado de total libertad para sumergirse en sus obsesiones. Para ello ha recurrido a su caraterística estética sombría, onírica y marcada por el descubrimiento de la tecnología digital. En el Festival de Venecia, conversamos con el cineasta y con los actores Laura Dern y Jeremy Irons.
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