Durante las décadas de los cincuenta y los sesenta se produjo en España una discusión técnico-conceptual sobre las ideas y modelos de planificación más adecuados para favorecer y ordenar el explosivo crecimiento turístico, que tuvo lugar con la incorporación de nuestro país a las corrientes del turismo internacional de masas. De manera general, estas ideas se polarizaron bien en torno a la defensa de la perspectiva horizontal o territorial o bien de la sectorial, que se concretaron en la defensa de la Ley del Suelo o de la Ley de Centros y Zonas de Interés Turístico Nacional respectivamente. También se desarrollaron propuestas más interesantes y complejas, que si bien nunca se concretaron legalmente, defendían modelos de integración y coordinación entre los aspectos sectoriales y territoriales del turismo
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