El turismo cultural es un turismo que apela a la memoria del hombre y a su creación, y se presenta como alternativa o complemento al turismo típico del sol y playa, masificado, pudiendo además ser una forma de reactivar económicamente determinadas ciudades o regiones. Los riesgos son la masificación y degradación de los espacios históricos, artísticos y culturales, la canalización de lo cultural confundiéndolo con el mero espectáculo de entretenimiento y diversión, y también, desde el punto de vista económico, la insuficiente rentabilidad que pueden reportar las inversiones públicas cuando los productos están mal concebidos
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