Este artículo recorre el primer capítulo del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia y destaca el núcleo en torno al cual se articula el resto de la obra: la "experiencia cristiana". Este carácter vivo de la fe se define como la experiencia originaria de un don entregado y recibido, de un don que es medida y criterio de toda donación posterior. Precisamente, el individuo vive esta experiencia de forma paradojal pues es en la entrega de sí donde hace la propia identidad. Sin embargo, la vive en el seno de la familia -metáfora de las relaciones sociales- la cual, regida por el principio de gratuidad, es lugar privilegiado para el don. Y así aprende a entregarse al Dios personal, creador, providente y padre, dando a su vida el sentido cristológico último de la creación.
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