El dolor miofascial tiene un posible componente de contractura muscular.
Objetivos: Dado que la toxina botulínica ha resultado beneficiosa en enfermedades asociadas a hipertonía, se quiso evaluar la eficacia de la toxina botulínica en la reducción del dolor en el síndrome miofascial (SM).
Métodos: Se realizó una revisión sistemática con búsqueda en Medline, EMBASE y Cochrane Library Plus de todos los ensayos clínicos de toxina botulínica en dolor regional. Además, se efectuó una búsqueda manual entre los resúmenes de los congresos del ACR y EULAR de los últimos 3 años. Los estudios seleccionados fueron revisados y analizados de forma independiente por 2 revisoras.
Resultados: Ocho estudios cumplían los criterios de inclusión, y la calidad metodológica general fue baja. Toxina botulínica se comparó frente a solución salina fisiológica en 6 estudios, frente a esteroides en 2 y frente a lidocaína y aguja seca en 1 (brazo de 1 estudio). La población estudiada incluía cervicalgia (n = 3), lumbalgia (n = 2), síndrome piriforme (n = 2), puntos gatillo varios (n = 1) y voluntarios sanos a los que se provocaba dolor (n = 1). Toxina botulínica mostró una cierta ventaja sobre placebo y corticoides. Un metaanálisis de los 3 estudios con medidas de eficacia agrupables dio como resultado una diferencia media ponderada en una escala visual analógica de dolor de 0-10 de 2,72 (intervalo de confianza del 95%, 3,86 a 1,58). Sin embargo, toxina botulínica no mostró superioridad frente a lidocaína (p > 0,016).
Conclusiones: La evidencia en esta revisión no permite confirmar la efectividad de toxina botulínica A o B en el tratamiento del SM. Son necesarios estudios rigurosos, de mayor calidad y a largo plazo dado el alto coste de la toxina botulínica.
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