Treinta años viviendo en Beirut, como corresponsal de la zona de Oriente Medio, convierten al autor en un testimonio destacado para narrar los cambios acontecidos en la que un día fue denominada "ciudad alegre y confiada del Mediterráneo oriental", el París del Levante o la Suiza de Oriente, y que tras una guerra de quince años de duración albergaría la capitalidad del mal denominado "mundo árabe". Sin embargo, conviene recordar que el Líbano es todavía el país árabe en el que la población goza de más libertades y el único que dispone de una prensa libre e independiente.
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