El nuevo proceso de reforma laboral iniciado en 2005 propone modificaciones en el actual modelo de relaciones laborales con el objetivo fundamental de reducir la excesiva temporalidad. Se trata de buscar un esquema de funcionamiento más equilibrado que haga compatible la flexibilidad para las empresas y la seguridad para los trabajadores. El núcleo central de las medidas propuestas consiste en establecer nuevas limitaciones en el uso de contratos temporales a cambio de la extensión del contrato de estabilidad laboral. La ausencia de un planteamiento más amplio suscita ciertas incertidumbres sobre su viabilidad y efectividad, así como sobre la mejora de la posición relativa de España en relación a los modelos laborales de otros países de la OCDE.
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