En las últimas décadas, la valoración de los bienes patrimoniales ha pasado de basarse exclusivamente en conceptos como la singularidad, la excepcionalidad o la comunicabilidad, a realizarse también en función de otros valores crematísticos y sociales del patrimonio. Ello obliga a reajustar los tradicionalmente conocidos como Catálogos Monumentales, de tal forma que se recojan nuevas categorías patrimoniales reconocidas en la legislación y que el bien sea entendido como un sujeto en correspondencia con su espacio y la cultura específica que le da sentido. Los nuevos planteamientos metodológicos de la autora se reflejan en el modelo Patrimonio Cultural de Málaga y su Provincia, expuesto en la última parte del artículo
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