Se cumplen tres años de la invasión de Iraq y la situación no mejora. Los atentados se suceden y la violencia entre distintas confesiones -suníes y chiíes- están llevando al país al borde de una guerra civil. La estrategia llevada a cabo por parte de Estados Unidos y el Reino Unido ha conducido a esta división. Las potencias ocupantes se equivocaron desde el principio al apostar por partidos confesionales para desarrollar el proceso político interno, especialmente por una formación de carácter chií que tiene estrechos vínculos con Irán.
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