La aparición de la competencia comunicativa trajo consigo un interés por acercar los modos de hacer cotidianos al aula de lengua extranjera. Hasta ese momento, libros, cassettes y otros materiales presentaban tipos de discurso artificiales, diseñados con el único propósito de facilitar a los estudiantes el acceso a la lengua meta. El presente artículo es el resultado de un trabajo de investigación1 que trata de determinar la importancia que cuatro manuales de ELE2 para secundaria3 editados en Francia otorgan al concepto de autenticidad, en un intento de reivindicar que la acomodación de la lengua aportada al aula a las necesidades de los alumnos no caiga en la artificialidad.
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