Todas las organizaciones son susceptibles de integrar en sus procesos el conjunto de obligaciones y compromisos que implica la RSO (Responsabilidad Social Organizacional) en sus diferentes áreas de actuación: económica, ambiental, social y gobierno corporativo. Nuevas demandas de los grupos de interés generan nuevos escenarios a los que las organizaciones deben adaptarse más allá de los requisitos legales para beneficio de todo el conjunto de la empresa. Estos nuevos conceptos vinculados a las compañías suponen para las organizaciones una primera aproximación a este espacio "responsable" definido para las empresas y, sobre todo, la apuesta por la creación de una estrategia de satisfacción de las demandas de los grupos de interés y de comunicación con los mismos.
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