El puerto de Melilla, limitado a principios del siglo XX a muy poco más que el muelle de Villanueva y en el que se centraban las actividades de correo y pasaje, tanto militar como comercial, consiguió que con la entrada en servicio del nuevo cargadero de mineral, se situara entre los más importantes de España por el volumen de los embarques para la exportación. En su época, el Cargadero de mineral fue considerada la obra más representativa de la actividad industrial y minera de Melilla y su entorno próximo.
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