El ensayo plantea que los liberales argentinos tuvieron la tarea de crear y organizar un estado nacional y, al mismo tiempo, limitarlo. Este último objetivo se intentó, al estilo estadounidense, a través de dos caminos: en el plano nacional equilibrando al ejecutivo, con el legislativo y judicial, y en el territorial limitando al poder nacional con provincias que debían mantener una parte no desdeñable de sus funciones originales. Este último camino se desdibujó rápidamente. Mientras subsistió el primero, la Constitución mixta no fue un obstáculo para el rápido crecimiento económico y social del país. Cuando ya bien entrado el siglo XX comenzó a deteriorarse el papel del poder legislativo y, especialmente, del judicial Argentina entró en un cono de sombras en el que todavía se debate. No ha sido, desde luego, esta la única razón de la ya larga declinación del país, pero pienso que ocupa su lugar de privilegio entre los factores que han tenido, y tienen, mejor gravitación.
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