La ciudad es una realidad contradictoria y compleja, requiere una oferta global. El objetivo esencial del marketing no es otro que la optimización de la relación entre empresas y clientes y la maximización de la satisfacción mutua. La ciudad es una oferta que no debe ser vista como una "venta", sino como un lugar para establecer intercambios positivos para sus ciudadanos (clientes), sus regiones y países.
Las políticas de desarrollo innovador comunitario toman protagonismo con el patrimonio industrial, como nuevo bien cultural, junto al patrimonio histórico clásico, son ejes estructurantes que necesitan nuevos procesos de marketing de ciudad. Los valores paisajísticos, las huellas industriales y las herencias artísticas adquieren un sentido cara al futuro que excede de lo estético o temporal. Una apuesta y una oportunidad que necesitan una inversión de valores y un replanteamiento del imaginario colectivo.
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