La infección intraabdominal es una de las causas más frecuentes de abdomen agudo, representando el 23% de las consultas por dolor abdominal1. En general ocurre como consecuencia de la contaminación bacteriana o química del peritoneo debida a perforación del tubo digestivo o a la obstrucción e inflamación de una víscera hueca (colecistitis, diverticulitis, apendicitis). La incidencia aumenta con la edad y el número de enfermedades concomitantes, por lo que cabe esperar un incremento en las próximas décadas a medida que se prolongue la esperanza de vida de la población europea.
Patologías comunes como la colelitiasis ya afectan al 5-6% de la población, aunque únicamente el 3% desarrollará colecistitis aguda2; la prevalencia de apendicitis aguda es del 7%3 y la enfermedad diverticular afecta al 50% de la población con edad superior a 70 años, pero solamente el 20% presenta alguna complicación como diverticulitis aguda4.
El tratamiento de la infección intraabdominal incluye el control quirúrgico, radiológico o endoscópico del foco de infección, la antibioticoterapia, la administración de líquido y las medidas de soporte de los eventuales órganos insuficientes5. Sin embargo, a pesar de estas recomendaciones, la mortalidad global por fracaso del tratamiento sigue siendo elevada, desde 22% en la cirugía abdominal de urgencias6 hasta el 44% en pacientes con abdomen agudo en la Unidad de Cuidados Intensivos7. La mortalidad atribuible a cada técnica quirúrgica, varía desde el 0,2% en la apendicitis aguda complicada en adultos jóvenes, al 3% en pacientes ancianos8 y el 52% en peritonitis difusa postoperatoria nosocomial9,10.
En infección intraabdominal, la ineficacia atribuible exclusivamente a los antibióticos oscila entre el 5-25% según las características de los diferentes ensayos clínicos (criterios de inclusión y exclusión, análisis de eficacia) y en consecuencia, la mortalidad global asciende hasta el 16-32% en pacientes con fracaso del tratamiento antibiótico empírico11-13, especialmente si el uso de antibióticos ha sido inadecuado (selección, momento prescripción, dosificación, duración).
El Consenso actualiza las recomendaciones dadas en una revisión previa del tema que se publicó hace 5 años14. En él se ha tenido en cuenta, tanto la evolución en nuestro medio de las resistencias a los antibacterianos en enterobacterias y Bacteroides del grupo fragilis, como la experiencia clínica obtenida con el empleo de los nuevos antimicrobianos. El objetivo ha sido establecer los principios y fórmulas de tratamiento antibiótico empírico en infecciones intraabdominales que permitan disminuir el uso inadecuado de antibióticos, el fracaso terapéutico y la progresión de resistencia bacteriana15.
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