José Carlos Bermejo Barrera, María del Mar Llinares García
En este artículo, partimos del supuesto de que la historia y la arqueología comparten una teoría común. Esta teoría se define no tanto por los materiales que el historiador y el arqueólogo analizan -los textos y los restos de la cultura material-, sino más bien por la realidad común que les sirve de referencia, el pasado humano. A partir de este punto, consideramos que los dos marcos de conocimiento, el histórico y el arqueológico, tienen límites, que analizamos. En este sentido, insistimos en que la ignoracia de los lenguajes del pasado sitúa una especie de limitación específica en el conocimiento arqueológico.
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