Los testamentos están concebidos para señalar el reparto de los bienes de una persona tras su fallecimiento, pero para el historiador tienen un valor añadido: su uso como fuente, donde constan las propiedades, las relaciones familiares, las amistades y las relaciones sociales. El texto muestra las posibilidades que estos documentos nos brindan, a través del análisis de tres testamentos del siglo XVII procedentes de la Nueva España.
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