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Resumen de Anorexia y vigorexia

Inmaculada de la Serna de Pedro

  • Introducción Los medios de comunicación audiovisual a través de películas, publicidad o TV, relacionan la felicidad con la imagen del cuerpo, asociando hermosura, bienestar y salud. Modelos, deportistas, actores y personas con imagen pública transmiten este mensaje; es una especie de salvación o redención individual a través del físico tan extendida que se habla de epidemia de culto al cuerpo. El cuerpo se convierte en el referente más importante de la propia identidad que homogeneiza valores a falta de otros de diferente naturaleza. Se asocia con felicidad, éxito, estatus social y autoestima, y la relación de autoestima con imagen corporal es motivo y fuente de angustia. El deseo de alcanzar el modelo ideal y la imposibilidad de lograrlo provoca un conflicto entre lo ideal y lo real. Además, la introyección de este valor se produce en edades muy tempranas, cuando las personas están aún en proceso de formación y desarrollo. Ya en la niñez, con muy pocos años, 5-7-9, se internaliza el concepto positivo de la delgadez frente a la gordura1-4. En niños de 7-9 años, en proporción elevada, existe una preocupación excesiva por la propia imagen corporal y el deseo de delgadez5, 6. El autoconcepto, percepción del individuo sobre sí mismo, incluye valoraciones y juicios que repercuten en su conducta. El cuerpo adquiere tanto peso en esta autovaloración que se concibe como un proyecto y como un objetivo personal relacionado con dominio y poder. La preocupación por la imagen en sus facetas cognitivas, emocionales y preceptúales, resulta sobredimensionada7. El cuerpo es modulado, transformado; se practican cirugías múltiples, se busca el cambio de imagen (Cher, Michel Jackson), se sobrevalora, en suma, el cuerpo y el autocuidado, se intenta un control absoluto y se sufre la tiranía del mismo: todo para el cuerpo. Sólo así se conciben las multicirugías, las multiintervenciones y el pánico al efecto natural de los años. Se pueden producir situaciones de permanente insatisfacción tras diversas cirugías para modificar aspectos del cuerpo que no son suficientemente estudiadas por dermatólogos, OTR, o cirujanos plásticos. Por eso se recomienda realizar una valoración psicológica previa a la intervención restauradora para evitar los elevados grados de insatisfacción8. Se comprueba que si las expectativas de cambio se centran más en uno mismo (ganar autoestima, sentirse mejor) es más probable que queden satisfechos con estas intervenciones plásticas en lugar de si centran las expectativas en objetivos exteriores (conseguir un trabajo, mejorar las relaciones sociales, encontrar una pareja) 9, 10. Se transmite la imagen deseable de cuerpos esbeltos en la mujer y musculados en el hombre11; ya desde la infancia se interiorizan estos modelos estereotipados a través de juguetes y muñecas, y la evolución se refleja en esos mismos juguetes que van cambiado con el tiempo12, 13. Los adolescentes resultan especialmente vulnerables a estos mensajes porque aún no han integrado sus creencias acerca de apariencia, valores, y aspectos culturales y cognitivos14. Tener una apariencia física intachable se ha convertido en uno de los objetivos en la sociedad desarrollada. Es una meta impuesta en la que, como se ha señalado, se mezcla salud, felicidad, éxito, belleza y cuerpo perfecto. Recurrir al ejercicio físico, una actividad habitual de mantenimiento, puede derivar en una práctica inadecuada o excesiva. Los hombres que practican mucho deporte suelen tener un nivel elevado de satisfacción corporal ¿porque buscan incrementar musculatura- lo que no ocurre en las mujeres que buscan más perder peso15. Lo hombres insatisfechos con su cuerpo desean incrementar la masa muscular sin aumentar la grasa16-19; ellos centran más su preocupación en masa muscular y pelo, y las mujeres en la figura20, 21. Anorexia y vigorexia presentan distorsiones cognitivas sobre la percepción de la forma y la imagen del cuerpo. El autoconcepto físico negativo se considera un síntoma clave de forma que tener sentimientos negativos hacia el propio cuerpo es predictor máximo para sufrir estos cuadros5, 6, 22. Este trabajo se referirá a la influencia que las modificaciones en la percepción del esquema corporal ejerce en la presentación de diversos procesos patológicos, la interrelación de la anorexia nerviosa en mujer y hombre con la vigorexia, así como de las similitudes y diferencias. Trastornos étnicos o culturales Se podrían considerar la anorexia y la vigorexia como trastornos culturales o como trastornos étnicos en el sentido adjudicado por el psicoanalista y antropólogo Devereux23. Este


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