Todos los despojos opimos conquistados por los generales romanos fueron consagrados a Júpiter Feretrio; pero con ocasión de cada uno de ellos los dedicantes tuvieron que ofrecer un sacrificio a Júpiter, a Marte y a Quirino, respectivamente. La calificación de prima, secunda y tertia respondería, en principio, a cuestiones cronológicas y, en segundo lugar, a cuestiones de importancia, a juzgar por los sacrificios y la remuneración que la ley de Numa fijaba para cada caso.
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