Escoger el estilo de liderazgo adecuado es la clave para optimizar el rendimiento de un equipo humano. Cuando todas las personas implicadas están en sintonía con las condiciones que rodean al trabajo, entonces el liderazgo es efectivo. El líder debe ser flexible, adaptarse al grado de madurez de sus subordinados, a sus necesidades, capacidades y expectativas, sin perder nunca de vista los condicionantes externos que influyan en la tarea. Así, según requiera el contexto, habrá que optar por una dinámica de delegación pura y dura, de facilitación, de dirección o de tutoría.
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