José Miguel Mestre Navas, Rocío Guil Bozal, Paloma Braza Lloret, María Rosario Carreras de Alba
Medir un constructo psicológico como la Inteligencia Emocional es tanto un arte como una ciencia, pues cuando nos disponemos a observar un constructo psicológico sabemos que es algo que yace latente en el sujeto, y que no es algo directamente observable a menos que la respuesta se produzca llegada una determinada situación. El éxito divulgativo de la IE ha promovido la aparición de textos y de pruebas de evaluación de la IE de dudosa validez y fiabilidad, y sobre cuyas medidas se realizan conclusiones igualmente poco válidas y fiables. En un esfuerzo por aumentar la validez y fiabilidad de las conclusiones de las medidas obtenidas, en "papel y lápiz", de constructos psicológicos como la Inteligencia Emocional, se plantea este artículo como una propuesta hacia la búsqueda de un instrumento fiable y válido de la medida de la Inteligencia Emocional que permita un mejor acercamiento al conocimiento de este constructo y facilite nuevas vías de acceso hacia su estudio y difusión. Se reflexiona sobre la evolución del concepto de inteligencia. Se realizan un análisis discriminante y factorial para determinar el grado de validez de criterio relacionada entre un test elaborado de IE (adaptado de Märtin y Boeck, 1997) y un test de estilos motivacionales, ya validado. Se traza una alternativa que garantice el generar pruebas cuyas medidas de la IE sean más válidas y fiables
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