Alrededor de 1840 la novela de aventuras para adultos estaba ya consolidada, con los trabajos de Defoe y Scott en Inglaterra y Cooper en Norteamérica. Pero hasta ese momento, prácticamente no se escribían novelas de aventuras específicamente pra niños y jóvenes. En pocos años, muchos escritores se dedicaron a producir este tipo de novelas y, aunque no todas tratan directamente el tema del imperialismo, las aventuras que presentan resultan una clara reflexión de la expansión británica en ultramar durante el siglo XIX.
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