De un tiempo a esta parte, en la comunidad científica ha venido extendiéndose la idea de que las tecnologías contribuyen notablemente a facilitar el proceso enseñanza-aprendizaje en distintos frentes, como son el contribuir a mejorar el trabajo individual y la autonomía del alumno, el trabajo grupal y colaborativo del mismo, sin olvidar los métodos de evaluación y la interacción bidireccional entre el profesor y la clase. Mediante este artículo hemos tratado de evaluar el estado de integración y aprovechamiento de esas nuevas tecnologías en la dinámica universitaria española. Nos hemos centrado concretamente en el área de las Ciencias Empresariales, donde ponemos la atención sobre la relación entre la innovación tecnológica y la docente. Desarrollamos la idea de que las TIC no implican de por sí una mejora en la calidad de la formación. La revolución no radica en ellas, sino en la forma de utilizarlas para que contribuyan efectivamente a la innovación pedagógica. Sólo bajo ese enfoque se las puede llegar a considerar una verdadera herramienta de apoyo a la docencia, superando su condición de aderezo cosmético a una metodología tradicional.
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