En el presente artículo se analiza la ausencia de la voz de los sujetos desde el origen mismo de la institución hospitalaria y su profundización con el desarrollo del discurso biologista, el cual se ha constituido como modelo médico hegemónico en el ámbito de la salud.
Ante esto, el modelo de la medicina basada en la narrativa rescata el relato de la experiencia vivida como parte constitutiva del abordaje del sufrimiento, erigiendo al paciente como protagonista del mismo. El trabajo social no puede permanecer ajeno a esta realidad, sino que debe acompañar este proceso, problematizando sus registros y modos de albergar la palabra de los sujetos.
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