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Resumen de Uso de inhibidores de proteosoma como profilaxis de enfermedades de injerto contra huesped

Teresa Caballero Velázquez

  • [ES] El trasplante de progenitores hematopoyéticos (TPH) representa la única posibilidad de curación para numerosos pacientes con hemopatías malignas, lo que justifica el número creciente de trasplantes realizados a nivel mundial. Se basa en la sustitución de un sistema hematopoyético neoplásico, defectuoso o insuficiente por otro normal obtenido de un donante sano histocompatible. Para ello los pacientes reciben un régimen de acondicionamiento basado en la administración de quimioterapia a menudo combinada con radioterapia o depleción de linfocitos T. Esta “preparación al trasplante” está diseñada con dos finalidades: la primera, conseguir una inmunosupresión del receptor para evitar el rechazo del injerto y la segunda, erradicar el clon maligno o población celular anormal. Clásicamente se ha considerado que el acondicionamiento tenía un tercer objetivo: crear espacio en la médula ósea para que los progenitores pudieran anidar mediante un tratamiento mieloablativo (9). Sin embargo, se ha podido comprobar que un tratamiento inmunosupresor adecuado permite evitar el rechazo y favorecer el injerto de los progenitores hematopoyéticos del donante sin necesidad de administrar dosis mieloablativas de quimio o radioterapia.


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