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Resumen de Detección de lesión de órgano diana y rigidez arterial mediante monitorización de la presión arterial en 24 horas y frecuencia cardiaca en pacientes hipertensos

Ángel García García

  • [ES] Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de morbi-mortalidad en los países desarrollados y la hipertensión arterial es el principal factor de riesgo para su aparición. Es responsable del 54% de los ictus y del 47% de las cardiopatías isquémicas y, un retraso en su diagnóstico y tratamiento, conlleva a la aparición de lesiones de órganos diana. La lesión de órgano diana renal se evalúa con la creatinina plasmática, la tasa de filtrado glomerular o la microalbuminuria; la cardiaca con la hipertrofia de ventrículo izquierdo y el ínidice de masa ventricular izquierda y, en la vascular se evalúa la estructura con el grosor íntima media carotídeo y el índice tobillo-brazo, o la función con la velocidad de la onda de pulso, la presión de pulso, el índice de rigidez arterial ambulatorio y los índices de aumento central y periférico. El aumento del índice de rigidez arterial ambulatorio se asocia con una mayor presencia de lesión orgánica vascular, cardiaca y renal en pacientes con hipertensión arterial independientemente de que tomen o no fármacos antihipertensivos. La variabilidad es una característica inherente a la presión arterial. Se puede obtener a partir de la monitorización ambulatoria de la presión arterial en 24 horas. En pacientes hipertensos, analizada tanto con la desviación estándar como con el coeficiente de variación, se asocia con la rigidez arterial evaluada con la velocidad de la onda de pulso. Sin embargo, la monitorización ambulatoria de la presión arterial es más accesible en la clínica que la determinación de la velocidad de la onda del pulso, por lo tanto, la evaluación de la variabilidad de la presión arterial (24 horas, día y noche) pueden ser útiles para la evaluación de la rigidez arterial. Con respecto a la frecuencia cardiaca, no existe unanimidad sobre qué valor resulta beneficioso. Su variabilidad se define como la variación de la frecuencia del latido cardiaco en un periodo de tiempo y se puede calcular, con la desviación estándar y el coeficiente de variación, a partir de los registros de la monitorización de la presión arterial ambulatoria. Tanto la frecuencia cardiaca clínica como la ambulatoria y sus correspondientes desviaciones estándar, presentan una asociación inversa con los marcadores de la rigidez arterial, excepto con la velocidad de onda de pulso, que presenta asociación directa. La frecuencia cardiaca ambulatoria elevada y su variabilidad, pero no la clínica, se han asociado con una disminución del grosor íntima-media de la arteria carótida y con una mayor tasa de filtrado glomerular. Sin embargo, esta asociación desaparece tras el ajuste por edad.


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