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Resumen de Equitativa distribución de beneficios REDD+ en México

Juan Carlos Carrillo Fuentes

  • (Introducción) El fenómeno del Cambio Climático es sin duda un tema complejo que resulta el principal reto para la humanidad. Por lo cual, “Una de las áreas en las que se está trabajando más intensamente en todo el mundo para atender un problema ambientalmente global es la del cambio climático.” Gracias al proceso de fotosíntesis se logra el almacenamiento natural por largos periodos de tiempo en la celulosa del árbol. En el suelo boscoso también se acumula bióxido de carbono (CO2), incorporándose a partir de la materia orgánica muerta y descompuesta. De esta manera, los bosques y selvas son uno de los sumideros de carbono naturales más importantes por su capacidad de capturar el CO2 atmosférico.

    Durante la COP15, en Copenhague 2009, la comunidad internacional acordó proporcionar financiamiento nuevo, adicional, predecible y adecuado a los países en desarrollo para generar acciones de mitigación con el fin de reducir emisiones por deforestación y degradación forestal. En Cancún, México, durante la COP16 en 2010, las partes de la CMNUCC adoptaron una serie de decisiones conocidas como los Acuerdos de Cancún, donde se establecieron algunas de las bases más importantes para REDD+ (Reducción de emisiones por deforestación y degradación e incremento en los sumideros de carbono). Ahí se definió que el mecanismo se desarrollaría en tres fases: Preparación, Demostración y pilotaje e Implementación total (pago por resultados); y se acordaron un conjunto de salvaguardas ambientales y sociales para guiar a los países en la implementación de REDD+:

    (Desarrollo teórico) Con el transcurso del tiempo, el planteamiento para REDD+ ha transitado de la idea del simple uso compensaciones económicas para detener la deforestación, hacia una iniciativa que también busca frenar la degradación forestal y promover el incremento en los sumideros de carbono de manera compatible con la conservación de la biodiversidad. Es decir, REDD+ ha evolucionado de una sencilla idea de mercado de carbono a un mecanismo complejo con fases de implementación, arreglos institucionales que faciliten sistemas anidados, uso de fondos y aplicación de salvaguardas socio-ambientales.

    Si bien el mecanismo REDD+ surge de las negociaciones internacionales bajo el marco de la ONU, éste deberá aplicarse en el territorio nacional (o subnacional) de cada país. México, cuenta con importantes ventajas comparativas para realizar proyectos de manejo forestal sustentable que permitan la prevención y protección ambiental, y a la vez el aprovechamiento de oportunidades económicas que se presentan para la captura de CO2 y la deforestación evitada.

    A pesar del importante desarrollo institucional en México, los mecanismos institucionales para promover el financiamiento del manejo forestal (que genera reducción/captura de CO2) tradicionalmente desarrollados y disponibles en México, resultan insuficientes o demasiado complejos para ser aprovechados por los comuneros, ejidatarios y pueblos indígenas, quienes son dueños y poseedores de la gran mayoría de la riqueza biológica del país. Este punto cobra mayor relevancia al considerar que, de acuerdo con información para la actualización del Programa Estratégico Forestal 2025, un 45% de la superficie forestal del país es propiedad de ejidos y comunidades, muchos de los cuales son pueblos indígenas también.

    El tema REDD+ resulta estratégico por la vocación forestal del país, la propiedad social de la tierra y de los recursos forestales por parte de ejidos, comunidades y pueblos indígenas. El Gobierno Mexicano plantea una Estrategia Nacional REDD+ que prevé una gama de acciones que brindan un margen más amplio de maniobra en el diseño de política pública y mecanismos de distribución de beneficios.

    La Estrategia Nacional REDD+ - (borrador para consulta de Noviembre de 2014). Señala como objetivo “Reducir las emisiones de GEI derivadas de la deforestación y degradación de los ecosistemas forestales y conservar e incrementar los acervos de carbono forestal en el marco del desarrollo rural sustentable para México, contribuyendo a la conservación de la biodiversidad forestal, y con la garantía de aplicación y cumplimiento efectivos de las salvaguardas y principios previstos en esta estrategia y en el marco legal vigente.” Es decir, promueve el Desarrollo Rural Sustentable a partir de un enfoque territorial con manejo integrado.

    El borrador para consulta de la ENAREDD+ señala que “México debe de desarrollar los mecanismos de distribución de beneficios que transfieran recursos de manera transparente y justa a los ámbitos locales.” Cualquier mecanismo que se diseñe, desarrolle y/o implemente para distribuir los beneficios generados por REDD+ de forma equitativa, debe cumplir con una serie de criterios y principios que resultan obligatorios conforme al marco legal mexicano. Es decir, son obligaciones que se encuentran establecidas en diversas leyes aplicables al tema de distribución de beneficios REDD+.

    El tema de la equitativa distribución de beneficios, o justa distribución de la riqueza, es abordado por la legislación mexicana desde la propia Constitución, que en su artículo 27 señala que “La nación tendrá en todo tiempo el derecho de imponer a la propiedad privada las modalidades que dicte el interés público, así como el de regular, en beneficio social, el aprovechamiento de los elementos naturales susceptibles de apropiación, con objeto de hacer una distribución equitativa de la riqueza pública, cuidar de su conservación, lograr el desarrollo equilibrado del país y el mejoramiento de las condiciones de vida de la población rural y urbana.” El marco legal mexicano cuenta con instrumentos que permiten el diseño y aplicación de mecanismos y esquemas para la distribución de los distintos tipos de beneficios REDD+, los cuales deberán buscar la equidad, reconociendo la diversidad de derechos (formales y consuetudinarios), con criterios que aseguren que las actividades financiadas evitarán emisiones y al mismo tiempo favorezcan a la población más pobre.

    (Conclusión) Existen tres tipos de beneficios REDD+ identificados, para los cuales se deberán desarrollar mecanismos e instrumentos legales distintos: 1. En los beneficios REDD+ por fortalecimiento de capacidades, el financiamiento es independiente al desempeño en términos de carbono (tonelada de CO2e evitada/capturada) y a la distribución de los beneficios también. El desarrollo de capacidades deberá ser para el manejo forestal sustentable y también para ejercer el derecho y salvaguarda de participar plena y efectivamente, en particular de las comunidades ejidales, agrarias e indígenas, que habitan y dependen de los bosques y selvas.

    2. La recompensa económica a que se refieren los beneficios directos REDD+ , en términos legales es una contraprestación puede presentarse en efectivo o especie y debe ser preestablecido en el instrumento legal correspondiente. Para estos fines, existen diversas posibles fuentes de financiamiento: Subsidios con criterios REDD+; instrumentos de Banca de Desarrollo; Fondos Nacionales (que a su vez pueden transferir los recursos económicos a fondos regionales o estatales); y mercado voluntario de carbono. De acuerdo con el borrador para consulta de la ENAREDD+, en México, todas las opciones para distribuir beneficios económicos generados por REDD+ se integran en 2 líneas estratégicas complementarias: a) Captura de carbono. A través de un mercado voluntario (y donativos), donde la transacción puede ser directa entre el comprador, sea este nacional o internacional, y el vendedor dueño de terreno forestal en el país.

    b) Emisiones evitadas. Por medio de planes de inversión y el uso de fondos y banca de desarrollo para proyectos de dueños/poseedores de la tierra forestal.

    3. Los Beneficios No Carbono (BNC) o co-beneficios, mismos que contribuyen a asegurar que las emisiones evitadas sean permanentes y pueden generar mayores impactos positivos que se manifiestan de muchas maneras. Los BNC incluyen: contribución al proceso de adaptación al cambio climático, fortalecer la tenencia de la tierra, mayor captura y abastecimiento de agua, conservación de ecosistemas, suelo, alimentos y otros productos forestales no maderables, apoyo a medios de vida sostenibles, incremento en la producción de madera, fortalecimiento de la participación social, entre otros.

    En última instancia, todas las escalas y beneficios de REDD+, deben abordar las diversas dimensiones de equidad para poder brindar beneficios, considerando el contexto socio-cultural y económico de las personas y comunidades forestales en México.


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