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Regeneracionismo en la armada: la política naval española y los proyectos de creación de una nueva escuadra

  • Autores: David Rubio Márquez
  • Directores de la Tesis: Susana Sueiro Seoane (dir. tes.)
  • Lectura: En la UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia ( España ) en 2014
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Hipólito de la Torre Gómez (presid.), Agustín Ramón Rodríguez González (secret.), Fernando Puell de la Villa (voc.)
  • Materias:
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  • Resumen
    • Las derrotas navales españolas de 1898 frente alas Estados Unidos de América, provocaron, amen de la pérdida de las colonias, un sentimiento de inseguridad nacional Todos los litoralesespañoles estaban indefensos frente a una agresión exterior, especialmente del Reino Unido. ¿Cómo solucionar el problema? Buscando la seguridad e inviolabilidad de las costas y, principalmente, de las islas de los archipiélagos balear y canario, cuya posición estratégica en las grandes rutas del comercio mundial las convertía en posibles objetivos de anexión. Era imprescindible contar con una poderosa marina militar. Además de garantizar la seguridad de las costas y permitir la expansión colonial en el norte de África, haría la alianza con España atractiva para cualquiera de las potencias navales que contarían con la ventaja de la posición estratégica española y con el auxilio de los navíos hispanos. Un grupo de oficiales de la Armada española, a los que denominamos "navalistas", defendieron, enponencias presentadas tanto al Certamen Naval de Almeria (1900) como a 10sCongresosNavales (1901 ),libros, folleos, artículos en prensa o revistas especializadas, la necesidad de reconstruir la marina bélica. No hubo unanimidad en el modelo de barco propuesto: acorazados, cruceros o torpederos en función de la finalidad, defensiva u ofensiva, que se encomendara en el futuro a la reconstruida marina. La aparición del británico "Dreadnougth", 1906, solucionaba el dilema: acorazados "clase "España" copia, en miniatura, del modelo inglés. La sociedad española no compartía estapretensión. Al tradicional vivir IIde espaldas al marll se unía el deseo, expresado por la corriente Regeneracionista, de fomentar el desarrollo económico de España, lastrado por una pésima situación de la hacienda, mediante las inversiones públicas en infraestructuras productivas relacionadas con los transportes, la agricultura de irrigación y la educación. Descollaron en su e defensaJoaquín Costa y Rafael Gasset. El Partido Liberal, en su acción gubernamental, era más proclive a esta opción.EI Partido Conservador, especialmenteSilvela, Sánchez de Toca y, fundamentalmente, Antonio Maura, se mostraba partidario de apostar por un renacimiento naval indisolublemente unido a la potenciación de la producción industrial nacional.Fue eficazmente auxiliado por la Liga Marítima Española, nacida como organismo propagandístico y reconvertida en grupo de presión.Vencieron en 1908, al aprobarse el Plan de Escuadra Ferrándiz y adjudicarse, en concurso público no exento de polémicas -como la denuncia de Macías del Real-, su realización a la recién constituida Sociedad Española de Construcción Naval producto de la alianza de industrias armamentísticas británicas, que aportaban tecnología y capital, con los industriales siderúrgicos vascos y armadores catalanes. Se solucionaba, asimismo, el dilema sobre los atrasados astilleros estatales entregados a la iniciativa privada. Los Gobiernos españoles entre 1899 y 1909 trataban tanto de reconstruir la marina de guerra como de vincular a España con alguna de las alianzas internacionales. Hubo una actuación sobre la Armada. Primero, se procedió a dar de baja, mayo de 1900, a las unidades navales inservibles. Segundo, se procedió a la modernización legislativa, mediante la Ley Constitutiva de la Armada de 1902. Tercero, se procedió a la creación de organismos asesores: la Junta de Escuadra en 1902. Cuarto, todos los ministros de Marina, salvo el duque de Veragua, presentaron su proyecto de plan naval:seis. Solamente los auspiciados por los Gobiernos de Maura llegaron a ser debatidos en las Cortes. El primero, 1904, fracasó ante el problema permanente de la inestabilidad ministerial. El segundo, 1908, permitió el renacimiento del poder naval español vinculado a la Entente Cordiale y a la expansión en Marruecos, para lo cual era imprescindible el concurso de la Armada.


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