Individuo y estado en Quevedo

• Autores: Marta Bris Marino
• Directores de la Tesis: Moisés González García (dir. tes.)
• Lectura: En la UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia ( España ) en 2000
• Idioma: español
• Número de páginas: 278
• Tribunal Calificador de la Tesis: Emilio Lledó Iñigo (presid.), Anselmo Manuel Suances Marcos (secret.), Miguel Angel Granada (voc.), Antonio Ruiz de la Cuesta (voc.), Fernando Quesada Castro (voc.)
• Materias:
  • Filosofía
    • Sistemas filosóficos
      • Filosofía moderna
    • Filosofía social
      • Filosofía política
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• Resumen

  • Estudio del pensamiento político de Francisco de Quevedo, articulado en torno al rechazo que esta manifiesta a lo largo de toda su obra contra la razón de Estado. La tesis demuestra que dicho rechazo no es una muestra de pensamiento retrógrado y conservador, anclado en una concepción periclitada de lo que deben ser las relaciones entre Iglesia y Estado, entre poder civil y poder espiritual, sino que,por el contrario, ese rechazo responde a la firme voluntad de Quevedo de defender al individuo frente al poder, al que considera cada día más amenazado por la aparición del Estado moderno y por las justificaciones que los gobernantes encuentran para sus excesos en los nuevos postulados de la ciencia politica moderna. En una primera parte se analizan las contradicciones de Quevedo, su concepción del ser humano, asi como sus distintas opiniones acerca de cómo son y como deberian ser las relaciones entre el poder secular y el religioso, para en la segunda parte ofrecer las lineas esenciales de su pensamiento politico en torno a los problemas del origen y las formas del poder y de su recto ejercicio. Este es el nucleo central del pensamiento politico de Quevedo, un poder solo se legitima mediante un ejercicio justificado, y el poder justificado es el que rinde el servicio y satisface las necesidades que lo han originado. Quevedo antepone la defensa de la vida y de la dignidad de las personas a cualquier consideración de eficacia politica. El mantenimiento y la conservación del Estado sólo tiene razón de ser si ante todo, y como premisa irrenunciable, garantizan el mantenimiento y la conservación del individuo.