La contaminación del suelo por elementos traza (ET) es un grave problema ambiental. Los ET, aunque esenciales en pequeñas cantidades, pueden ser tóxicos a concentraciones elevadas. Su solubilidad, influenciada por factores como el pH, la presencia de zonas de sorción y la formación de complejos organominerales, determina su movilidad y potencial impacto ambiental.
La contaminación por ET afecta la calidad del suelo, reduce la materia orgánica, incrementa el riesgo de erosión y compromete los servicios ecosistémicos. En Europa, su gestión tiene un alto costo y requiere medidas de remediación en numerosos sitios contaminados.
Existen regulaciones europeas para abordar la contaminación del suelo. Sin embargo, se necesitan mejoras como un marco común y estrategias nacionales de desarrollo. La gestión de datos del suelo debe adaptarse a los avances científicos. La Directiva Marco del Suelo y el Centro de Investigación Conjunta establecen pasos para evaluar la contaminación: recopilación de datos, investigaciones preliminares, principales investigaciones in situ y medidas de reducción de riesgos.
La nueva estrategia de la UE sobre el suelo para 2030 busca suelos saludables para 2050. Propone acciones voluntarias y legislativas para lograr sus objetivos, complementando las propuestas para restaurar ecosistemas degradados y prevenir desastres naturales.
La elección de las medidas de remediación debe considerar factores como la rentabilidad, los servicios ecosistémicos y la disponibilidad de datos. Las estrategias más comunes son el uso de materiales exógenos (enmiendas) y la fitorremediación. Sin embargo, la disponibilidad de ET y las características específicas del área determinarán la mejor opción.
El objetivo de este estudio es desarrollar un sistema de apoyo a la decisión para seleccionar la mejor técnica de remediación de suelos contaminados por ET y estimular la provisión de servicios ecosistémicos. Esto reducirá costos y tiempo en la planificación de la remediación.
El Corredor Verde del Guadiamar fue seleccionado como caso de estudio debido a la gran disponibilidad de datos. En 1998, un derrame minero liberó lodos ricos en ET, afectando tierras agrícolas y ganaderas. Se aplicaron medidas de remediación, como la remoción mecánica de lodos y la forestación.
El proyecto RECARE aplicó herramientas socioculturales, biofísicas y económicas para evaluar las funciones del suelo y los servicios ecosistémicos en torno a las medidas de remediación. Se utilizó un marco DPSIR y se evaluaron herramientas para el diálogo con los stakeholders y la toma de decisiones colaborativa.
Se creó una gran base de datos a partir de investigaciones y monitoreos sectoriales realizados en el área. La base de datos considera compartimentos ecosistémicos, gestión, uso del suelo, y clima actual y predicho. Se analizaron enmiendas aplicadas y se identificaron técnicas de remediación.
El diseño de la fitorremediación generalmente no considera la idoneidad de las especies seleccionadas, los servicios ecosistémicos proporcionados y los impactos del cambio climático. Se evaluaron los efectos del cambio climático en 7 especies arbóreas para estimar su distribución potencial a través del modelo Sierra. Además, se calculó la tasa de secuestro de carbono de estas especies.
La estrategia de remediación del suelo debe incluir a los stakeholders en el proceso de selección para promover su empoderamiento. La armonización y estandarización de datos, y el buen acceso a estos, son necesarios para promover la interoperabilidad y el acceso al conocimiento relevante en el proceso de selección. La mejor estrategia para suelos contaminados por ET es la reducción de la movilidad de los ET. El modelado de las medidas de remediación permite estimar su evolución y los beneficios obtenidos a lo largo del tiempo. Finalmente, el cambio climático debe incluirse en el análisis para seleccionar la estrategia más resiliente y ahorrar costos.
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