El presente trabajo aborda la posibilidad de localizar áreas de ocupación de las sociedades cazadores-recolectores del Pleistoceno superior y el Holoceno, mediante la aplicación de un modelo predictivo construido a partir de un conjunto de yacimientos prehistóricos conocidos en el área de estudio y su entorno. Se propone una aproximación acerca de los patrones de ocupación en una área diferenciada y relativamente extensa dentro de la comarca de las Merindades y que además está condicionada a una elevada incertidumbre debido a que existen sectores insuficientemente estudiaos hasta ahora, y que también cuenta con unas limitaciones a la hora de prospectar, debido a una más que significativa baja visibilidad debido a la densa cobertura vegetal. A partir de las características de las yacimientos que ya se conocen en esa zona documentados e inventariados, se seleccionan 658 yacimientos. Se determinan qué variables pueden ser relevantes para describir los yacimientos, estableciendo 8 variables comunes a todos ellos. Algunas de ellas se deducen de fuentes oficiales, como los modelos digitales del terreno y archivos temáticos, y otras se construyen a partir de software específicos, como la insolación. Una vez llevado a cabo el modelo predictivo, se diseña una red de estaciones de sondeo arqueológico, aunque también se planifica una red de transectos a pie, realizando una prospección superficial del área de estudio para complementar la red de sondeos arqueológicos. Validar, por tanto, el grado de confianza en el modelo predictivo propuesto a través de la comprobación en campo es uno de los objetivos del trabajo, así como contribuir a aumentar las localizaciones con interés arqueológico en el área de estudio.
El área de estudio se ubica en el norte de la provincia de Burgos, en la comarca de las Merindades, un territorio extenso que abarca 34 términos municipales. El trabajo se desarrolla en cuatro términos municipales todos ellos ubicados en el extremo norte de la provincia. La merindad de Sotoscueva, Espinosa de los Monteros, la Merindad de Montija y el Valle de Mena. Desde el punto de vista espacial, en el norte de Burgos hay un "vacío informativo" en comparación a los territorios vecinos. Se trata de una zona donde el conocimiento arqueológico es más escaso, lo que incrementa la posibilidad de experimentar un modelo predictivo de Lógica difusa destinado a la identificación de potenciales localizaciones de hallazgos relevantes. Otra de las características relevantes por las que se ha seleccionado el área de estudio, es que el norte de Burgos pudo haber sido un área estratégica de conexión y tránsito entre la costa cantábrica y el interior de la península.
El planteamiento propuesto de un modelo predictivo en función de la información parcial disponible condiciona el diseño de áreas destinadas a la prospección y al sondeo arqueológico dentro del valle. En el análisis espacial propuesto, las áreas consideradas como lugares de interés arqueológico devueltas por el modelo carecen de una frontera precisa en lo que refiera a la predicción espacial de un evento determinado (sitio arqueológico). Para ello, se ha establecido un sistema de gradación, frente a lo que sería el caso de una localización coordenada. Este planteamiento, entre la certeza y la falsedad, se basa en una seria de reglas cuyos resultados consideran la posibilidad gradual de pertenecer o no a los conjuntos que pretenden definir el evento que queremos predecir, recomendando la aplicación de la lógica difusa en lugar de la binaria. La aplicación de la lógica difusa obedece principalmente al principio de incertidumbre de los datos que, una vez obtenidos los resultados mediante todo el proceso de transformación de éstos, se corresponde con una gradación del área de estudio que hemos seleccionado. El modelo predictivo se desarrolla aplicando la Lógica difusa, que permite seleccionar una muestra del área potencial donde llevar a cabo el trabajo de campo. Esta potencialidad que devuelve el modelo no deja de ser un marco teórico donde se ha alojado una serie de datos, cuyos argumentos y reglas también ya vienen condicionados, como se ha indicado, por la relatividad de estos. La fortaleza de la Lógica difusa reside precisamente en poder enfrentarse a esta incertidumbre devolviendo un rango de probabilidad que se el que se va a interpretar en campo.
Se parte de los inventarios arqueológicos de Burgos, Álava, Vizcaya y Cantabria, con un volumen de casos total de 4.550 entradas catalogadas, de los cuales en torno a1.885 yacimientos están definidos como Paleolíticos, Mesolíticos y Epipaleolíticos. De ellas se seleccionan 658 compatibles con la configuración geográfica del área de estudio (básicamente, se excluyen sitios en el litoral). Estos casos son caracterizados gracias a una serie de descriptores: altitud, orientación, pendiente, litoestatigrafía, radiación solar, vegetación potencial, serie y edad geológica. Se emplea como software gestor de geodatos: "ArcGIs Pro 2.3".
El modelo desarrollado devuelve los resultados del área de estudio en 5 bandas de potencialidad arqueológica, la superficie de máxima probabilidad, tomando como referencia las dos categorías de mayor probabilidad para el diseño de la red de estaciones de sondeo, con una superficie de 5.549,67 ha., un 8,46% del total del área de estudio.
El trabajo de campo tiene dos líneas: una planificación de estaciones de sondeo y catas arqueológicas y una red de transectos de prospección superficial. Las dos técnicas prospectivas, complementarias, buscan, por una parte, incrementar el conocimiento de áreas de potencialidad arqueológica y, por otra, probar si el modelo predictivo desarrollado es eficaz en la planificación de una prospección arqueológica.
Con relación a la planificación de sondeos, a partir del diseño previo de las estaciones de sondeo (parcelas rectangulares de 50m de lado), se han llevado a cabo 98 sondeos: 75 manuales y 23 mecanizados, aprovechando excavaciones para tendido eléctrico dentro del área de potencialidad arqueológica. Se han invertido unas 480 horas, entendidas desde que se comienza la salida del campo hasta su finalización, de las cuales, unas 321 horas fueron efectivas, como ejecución del sondeo, en excavación. También se ha estimado el volumen de sedimento extraído, un total de 16.5 Tm. Se han obtenido resultados positivos (restos de lítica y un posible hogar) en 6 de las estaciones de sondeo: 5 en sondeos manuales y 1 en uno de los sondeos mecanizados.
Con respecto al desarrollo de los transectos planificados para localizar evidencias en superficie, se llevaron a cabo 291, con una total de 825 km. Se han prospectado 328 hectáreas, calculadas a partir de un ancho de banda de observación de 2 metros a cada lado del transecto, en búsqueda de evidencias arqueológicas, principalmente industria lítica. En total se han invertido unas 337 horas en el desarrollo de los transectos, 30 transectos en los que se han observado materiales que pueden ser declarados evidencias arqueológicas, cuya tipología pudiera tener relación con el periodo crono cultural que se planteado en el presente trabajo, principalmente material lítico.
Este trabajo a contribuido a reducir el "vacío informativo" en el norte de Burgos, una zona con escaso registro arqueológico en comparación con regiones vecinas. Es posible pensar que, a partir de este modelo construido, sumando las nuevas evidencias encontradas y una mayor intensidad de muestreo (tanto superficial como en número de sondeos) en áreas más reducidas, las posibilidades de localizar más evidencias puedan verse incrementadas. Además, una valoración general de la selección espacial del modelo predictivo permite observar cómo los resultados obtenidos han sido más relevantes en aquellos espacios donde se han dado asentamientos humanos, como pueden ser terrazas fluviales o escarpes de terreno. En dichos casos se han obtenido resultados aceptables, lo que no garantiza la posibilidad de localizar más evidencias arqueológicas.
Una valoración objetiva del resultado del trabajo realizado pasa por reconocer que, en la construcción de modelos predictivos a partir de las variables que se pueden extraer de los inventarios arqueológicos, queda lejos de ofrecer los resultados esperados. No permite establecer patrones estructurales del comportamiento de las comunidades humanas en el pasado que se puedan interpretar en el paisaje actual con la suficiente solvencia empírica para mermar la relevancia de la subjetividad del investigador. Los modelos predictivos contribuyen a seleccionar las áreas donde se pueden llevar a cabo la planificación de los sondeos y las transectos en superficie, pero el peso de la subjetividad del investigador debe ser también tenida en cuenta. Se debe seguir trabajando en un marco metodológico que refuerce los modelos predictivos.
Las posibilidades de seguir desarrollando actividades de investigación en este territorio son muy grandes. El desarrollo del modelo predictivo mediante la Lógica difusa debe ir enfocado a poder analizar con más detalle aquellas variables que puedan tener una relación fuerte con los procesos geomorfológicos que ha actuado en el área de actuación. Creemos que uno de los factores más influyentes pueda ser la influencia directa de los procesos de ladera que modifican los potenciales yacimientos. Planificar los trabajos en áreas más pequeñas e intensificar los esfuerzos prospectivos. Se ha comprobado que trabajar en grandes extensiones de terreno el esfuerzo que supone es elevado, la concentración de este esfuerzo en áreas más pequeñas puede ser más rentable. También trabajar en la variable de la vegetación y como condiciona la movilidad en el territorio pueden ser líneas de trabajo a desarrollar.
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