Resumen de Ontología somática: Un análisis de la episteme dualista-idealista y las metafísicas monistas y materialistas
Uno podría pensar que desarrollar una ontología del cuerpo pudiera parecer, en primera instancia, una más dentro de los múltiples subtemas filosóficos que se han desarrollado a lo largo de la historia del pensamiento. No obstante, la presente investigación ha partido de una intuición inicial: ¿es posible que el cuerpo no sea solo un objeto de análisis ontológico, sino la misma condición de posibilidad de toda ontología? Si la metafísica clásica ha generado ríos de tinta -a favor y en contra- en torno a oposiciones como ser/devenir, unidad/multiplicidad o apariencia/realidad, ¿por qué parece ser que, en la dicotomía cuerpo/alma, lo corporal ha salido perdiendo en la filosofía occidental? Esta posible pérdida ha sido una intuición que se ha convertido en una hipótesis de trabajo en esta tesis doctoral, y no en un axioma. La tesis ha pretendido ir más allá y plantearse si es posible constituir una ontología genuinamente corporal.
Para ello, se han elaborado cuatro capítulos. En el primero se ha analizado la episteme dualista-idealista occidental como cosmovisión dominante. La constante parece haber sido el privilegio ontológico, gnoseológico y axiológico en el ser humano de todo aquello que no es el cuerpo. Se han apuntado varias hipótesis explicativas de este desarrollo, como el giro gnoseológico producido con el paso de los primeros físicos a los primeros filósofos de la reflexión, o el biopolítico, como el paso del control hegemónico del mythos al control simbólico del logos. Se han analizado las características de la devaluación corporal en las diferentes dimensiones ontológicas, gnoseológicas, éticas y políticas.
En el segundo capítulo se han desgranado varias fugas a la mentada episteme. Se ha realizado una hermenéutica somática en los sistemas filosóficos del epicureísmo, el estoicismo, Spinoza, Hobbes, La Mettrie y Nietzsche, presentando especial atención a las aportaciones materialistas y monistas como posibles alternativas a la episteme dualista-idealista.
El tercer capítulo ha integrado las visiones ontológicas del cuerpo desde grandes disciplinas asentadas, como son la fenomenología, la sociología, la biología y la historia. En concreto, se ha analizado las aportaciones de Merleau-Ponty, Galimberti, Le Breton, Damasio o Vigarello. En conjunto, han permitido construir una noción de cuerpo más amplia, que se enriquece con aportaciones muy dispares, desde las coordenadas más positivizadas, hasta las más constructivistas y fenomenológicas. Se ha hecho especial mención a la evolución histórica de la noción de cuerpo -cuando tal noción estaba filosóficamente concebida-, como en la cultura griega antigua, la cultura hebrea, el medievo europeo, el Renacimiento y Modernidad, así como en los dispositivos institucionales de la Contemporaneidad.
El último capítulo ha desarrollado una ontología del cuerpo en base a empujar los límites conceptuales del mismo analizando situaciones como las experiencias extracorporales -un caso concreto serían los miembros fantasmas-, experiencias transcorporales o cercanas a la muerte, o situaciones como la carencia de corporalidad "asomatognosia", o la corporalidad extendida o ampliada.
El materialismo y el monismo aportan una homogeneización a una jerarquía que se ha implantado como episteme, y que estaba menos justificada. Las jerarquías de valor puestas explícita o implícitamente han producido que, finalmente, alguien o algo acabe perdiendo -y este ha sido el cuerpo-. El ser humano por encima de la naturaleza, la mente por encima del cuerpo, el razonamiento por encima de lo sensorial, etc. La Naturaleza, material y única, homogeneiza todo. O eso es lo que pudiera pensar uno.
