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El Palacio de la Aduana de Málaga: construcción y reformas posteriores

  • Autores: Carlos Gutiérrez de Pablo
  • Directores de la Tesis: Vicente Lleó Cañal (dir. tes.)
  • Lectura: En la Universidad de Sevilla ( España ) en 2005
  • Idioma: español
  • Número de páginas: 846
  • Enlaces
    • Tesis en acceso abierto en: Idus
  • Resumen
    • El contenido de la Tesis comprende cuatro partes. Las dos primeras se refieren a la construcción del edificio y a las reformas posteriores realizadas hasta la fecha. Las dos siguientes son apéndices complementarios que tratan de los arquitectos intervinientes en la construcción del edificio, y del entorno urbanístico anterior y posterior a la erección del inmueble.

      Comienza la primera parte con una investigación del autor sobre la localización de las distintas aduanas que existieron en Málaga hasta finales del siglo XVIII. En esa época había dejado de ser funcional la ubicación de la última de estas aduanas, sita en la actual Puerta del Mar. Con la urbanización de la Alameda quedaba muy lejos de las aguas marítimas. Además el edificio era ya insuficiente para el incremento experimentado por el comercio portuario. Se hacía necesaria la construcción de una nueva aduana de mayor capacidad y en un lugar más próximo al mar. Se buscó para ello un terreno ocupado antes por una huerta, a la subida de la Alcazaba, y por parte de las murallas y torreones árabes que, partiendo de dicho castillo, rodeaban la ciudad en tiempo de la Conquista. Este solar estaba cerca de la Puerta de la Cava.

      Establecida la necesidad de la construcción de una nueva aduana, Carlos III ordena el 16 de Agosto de 1787 que se realice la misma. Tras varias vicisitudes, se redacta el proyecto y, el 20 de Octubre de 1791, se coloca la primera piedra del edificio, que no se terminaría hasta 1829. Pueden establecerse tres etapas bien diferenciadas en su construcción: una primera, que comprende desde el inicio de la obra hasta su paralización por la invasión francesa de la ciudad, en 1810; una segunda, que va desde la reanudación de los trabajos, en 1812, tras la salida de las tropas invasoras de Málaga, hasta el cese del director de obra, Pedro Ortega Monroy, en 1821, y su sustitución por una junta municipal, con la paralización subsiguiente: y la tercera, desde 1826 a 1829, que corresponde a la intervención del Consulado en el asunto, promoviendo el proyecto de lo que faltaba por hacer y gestionando la obra hasta su final.

      En la segunda parte se recoge la instalación de una fábrica de tabacos en el edificio hasta su cierre y traslado a Santander. Se estudian las obras y transformaciones sufridas en él por las visitas regias y el incendio de 1922. Se relacionan los pequeños proyectos y cambios de distribuciones interiores efectuadas en el mismo. Se expone muy detalladamente la obra de reforma efectuada de 1981 a 1991. Se cita el proceso de declaración del inmueble como bien de interés cultural y se hace una reseña periodística de las actuaciones políticas y ciudadanas tendentes a su conversión en museo de Bellas Artes.

      En la tercera parte se estudia la vida y obras de los arquitectos intervinientes en las distintas fases del diseño y construcción del edificio de que se viene tratando. Manuel Martín Rodríguez fue el autor del proyecto primitivo; Miguel del Castillo e Ildefonso Valcárcel llevaron la dirección de la obra durante su primera etapa; Silvestre Bonilla fue el arquitecto-directo de la segunda fase; y Pedro Nolasco de Ventura redactó el proyecto de terminación de la misma. Hay otro personaje de una gran transcendencia para la obra, pero que, al no ser arquitecto, no se incluye en esta parte, aunque sí en un anejo. Se trata de Pedro Ortega Monroy, intendente provincial de Málaga, impulsor de la idea de la construcción de una nueva real Aduana, �sin desfalco alguno del Real Erario�, y director administrativo de la misma. Primeramente actuó desde si puesto de intendente provincial hasta 1797 en que se jubiló como funcionario, pero continuando hasta 1821 en que fue definitivamente cesado.

      Se han conseguido también datos sobre las actividades profesionales y privadas de estos arquitectos, sobre todo de los residente en Málaga, en �Arquitectos y canteros malagueños� del Padre Llordén y en las fichas biográficas de arquitectos, ingenieros, maestros de obra, alarifes, albañiles, etc., recopiladas por Temboury.

      Los estudios monográficos de estos cincos arquitectos van procedidos de un primer capítulo sobre la situación artística nacional y local, con especial referencia a la Academia de Bella Artes de San Fernando, por la vinculación que tuvieron con ella la mayoría de los artistas apuntados. Estas líneas tienen por objeto dibujar la trama sobre la que luego se van a ir colocando las actividades de los arquitectos estudiados.

      A Martín Rodríguez, por su transcendencia y actividades realizadas, se le han dedicado dos capítulos. El primero se refiere a su ascendencia, parentescos, influencia de su tío Ventura, formación profesional y relaciones con la Academia de San Fernando: primero como alumno, luego como profesor y más tarde escalando sus más altos puestos directivos. Se complete el capítulo con otros nombramientos y honores recibidos, así como las relaciones profesionales que mantuvo con varios arquitectos, terminándose con un estudio sobre sus teorías arquitectónicas, juicios críticos emitidos sobre su obra, e influencias que pudo dejar en sus discípulos. El otro capítulo se refiere exclusivamente a las obras y trabajos profesionales que desarrolló durante su vida. Estas se han clasificado cronológicamente y se han ampliado con datos obtenidos sobre las mimas y observaciones efectuadas por el doctorando de los planos originales de que se ha podido disponer.

      A Castillo y a Valcárcel se les recoge en un mismo capítulo por el paralelismo de sus actuaciones, aunque el primero fuera más notable que el segundo. Se plasman su vida, cargos y actividades, para pasar seguidamente a un estudio pormenorizado de sus obras. Estas se clasifican temáticamente y, dentro de ello, cronológicamente. Se ha intentado completar la información sobre las mimas con aquellos documentos y datos que se han podido conseguir, sobre todo en lo referente a las obras de arquitectura civil y, especialmente, a la obra de la Aduana.

      De Silvestre Bonilla poco se dice pues es poco lo conseguido sobre él. Algún dato biográfico, su intervención en la obra de la Aduana, y lo que se conoce sobre su restante actividad profesional.

      Pedro Nolasco de Ventura era el gran desconocido antes de empezar esta Tesis, pues sólo se sabía lo que el Madoz y otros libros posteriores decían del al reseñar la obra de la Aduana. En el capítulo correspondiente se comenta lo que se ha podido descubrir sobre su vida: incardinación en la tercera generación de arquitectos de la Academia, conexión con la misma como alumno y más tarde como académico de mérito, merced a su manuscrito sobre templos, actividades en Navarra y Madrid, y una relación pormenorizada de sus obras conocidas, con especial mención de la Aduana de Málaga.

      Si bien, los cinco arquitectos anteriormente citados son los que intervinieron en la concepción y dirección de la construcción de la obra de referencia, no se agota con ellos la nómina de los que tomaron parte en transformaciones del edificio, a lo largo de su ya más de siglo y medio de vida. Así, podemos citar a Juan Nepomuceno Ávila, arquitecto de la Diputación, que adaptó el edificio para alojamiento de Isabel II; a Joaquín Rucoba, también arquitecto provincial, que actuó en el inmueble cuando la visita de Alfonso XII; a Manuel Llorens, arquitecto de Hacienda, que reconstruyó la Aduana tras su incendio, ayudado por José González Edo, por entonces arquitecto y gobernador civil; a José Gutiérrez Lescura, a Eduardo Burgos y a Eduardo Caballero, arquitectos de Hacienda, autores de numerosas reformas en la dependencias de esa Delegación, a Juan Arrate, Carlos López Romero, Antonio Cámara y Luis de Villanueva, arquitectos del Ministerio de la Vivienda, que efectuaron determinadas obras en el edificio, como la transformación del patio, e idearon otras que no se llevaron a cabo, como el acristalamiento de las galerías o la reposición de la cubierta original de teja a cuatro aguas; y por último a Carlos Gutiérrez de Pablo (autor de esta Tesis) y a Ricardo Rodríguez Junyent, arquitectos del Ministerio del Interior, que durante diez años estuvieron efectuando la rehabilitación total del edificio, tras la salida del mismo en 1978 de la Delegación de Hacienda. Últimamente José Pérez Pinto y María Dolores Muñoz, arquitectos del Ministerio de Educación y Cultura, adaptaron parte del ático para almacén del museo de bellas Artes.

      En la cuarta parte de este trabajo se estudia el lugar histórico donde se asentó el edificio, así como su entorno más inmediato. Esto se justifica por dos razones conexas. La primera por la relación que toda construcción establece con el �loctus� (I) donde se asienta, relación que es biunívoca; ya que, si bien el lugar influye en el edificio, no es menos cierto que la construcción conforma el entorno del solar donde se ella se asienta, constituyendo un hito locacional e histórico. Y la segunda, porque el �locus� elegido para levantar el inmueble que nos ocupa, es de una gran importancia para la historia de la urbe, aún antes de la construcción del edificio, ya que en él o en sus alrededores se situó el primer embrión de la ciudad de Málaga, en la aneja Alcazaba vivieron los reyezuelos musulmanes durante la Edad Media, y en su entorno y en el cercano castillo de Gibralfaro tuvieron lugar los hechos de armas de la conquista de la ciudad por los Reyes Católicos, así como las escaramuzas libras durante la ocupación francesa de la plaza.

      En los primeros cuatro capítulos de esta parte se estudia el destino que tuvo el solar que hoy ocupa el edificio, desde el principio de la historia de la ciudad hasta el inicio de la construcción del palacio de la Aduana. Se dedican éstos a los fenicios y romanos, visigodos y monos, austrias, y borbones. En ese último capítulo, para situarnos en el espacio y en el tiempo del comienzo de la obra de la Aduana, se hace una breve reseña de la organización administrativa de la época borbónica.

      En los siguientes tres capítulos, en referencia a la influencia que el edificio proyecta sobre su entorno, se recogen las actuaciones urbanísticas habidas en esta zona después de la construcción del palacio de la Aduana: Cortina del Muelle y zona de la Alcazaba, Coracha y túnel bajo la Alcazaba, y ampliación del puerto y creación del Parque. El estudio se completa pasando revista a la cartografía urbana manejada y examinando cómo se ha visto afectado el edificio por los diferentes planeamientos urbanísticos que ha tenido la ciudad.

      Se termina este estudio con una serie de conclusiones que se han extraído de los datos conseguidos y de las opiniones y juicios que ellos han sugerido al autor.

      El trabajo se completa con unos anejos y la transcripción de los documentos obtenidos y comitentes con el tema, y con unas relaciones cronológicas de los hechos importantes acaecidos en el edificio, y en la obra de reforma de 1981 al 1991, de las actuaciones para conseguir la Aduana como museo, de las vidas de cada uno de los arquitectos intervinientes en la construcción del edificio, así como otra conjunta de todos ellos y en conexión con la obra del palacio. También se incluyen listas de los arquitectos intervinientes en obras de la Aduana, de los proyectos efectuados en el edificio, de las obras de Martín Rodríguez, distribuidas por provincias y localidades, de los planos de la ciudad relacionados con la Aduana, y de los ingenieros directores del puerto de Málaga.

      Las fuentes en donde se ha bebido para la elaboración de este trabajo han sido los archivos y bibliotecas donde pudiera haber material interesante, empezando por la biblioteca propia que el doctorando ha reunido tras más de doce años de recopilación de material sobre el tema. Luego se repasó la documentación de las oficinas de la Delegación de Hacienda de Málaga. Acabada la explotación de estas fuentes, se pasó a inspeccionar lo existente en el Colegio de Arquitectos, Archivo Municipal, Archivo histórico Provincial, Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras, biblioteca de la Diputación Provincial y Archivo Temboury, Archivo Díaz de Escobar, Archivo Mapelli y biblioteca del Consulado-Cámara de Comercio, todas ellas en Málaga. En Madrid se pudieron inspeccionar los archivos del Ministerio de Hacienda, de la Academia de San Fernando, y del Histórico Nacional. También se mantuvo contacto epistolar con el archivo del Palacio Real.

      La metodología utilizada para la elaboración de esta Tesis doctoral se pasa a exponer a continuación. Elegido el tema se comenzó por la redacción de un guión que articulase correctamente lo que se quería investigar. Se escribió la relación de archivos y bibliotecas donde pudiera haber material interesante, empezando por la biblioteca propia.

      Se fueron consultando sistemáticamente los libros, revistas y documentos que pudieran tener algo relacionado con el tema de la Tesis. Antes de examinar el contenido de cada libro, se leía su bibliografía, confeccionando unas fichas bibliográficas con todos aquellos títulos conexos con el tema. Se recorría el libro en busca de información concreta, plasmándola en unas fichas de contenido, con referencia al lugar de dónde se había obtenido. Se sacaron fotocopias de todas las ilustraciones gráfica que pudiera interesar, anotando en el reverso los datos de interés, y clasificándolas por orden cronológico.

      Tras acabar con las bibliotecas propias se pasó a las públicas antes citadas. En cada una de ellas se estudió su organización y contenido, se comprobó si los libros de los que se tenía ficha bibliográfica obraban en ella, anotándolo para su posterior consulta. Del examen de estos textos fueron surgiendo muchas fichas de contenido y, a su vez, nuevas fichas bibliográficas de más libros a examinar. De las que se pudo, se obtuvo también documentación gráfica. Las fichas de contenido se fueron clasificando en un fichero por secciones, de acuerdo con el contenido del guión.

      Dada por terminada la toma de datos se pasó a la redacción de la Tesis. Se transcribieron al ordenador las fichas de contenido, abriendo un fichero informático para cada sección, cortejando y coordinando la información de las diferentes fichas y anotando tras cada párrafo la procedencia del dato. Después se unificaron las secciones en los diferentes capítulos del guión, abriéndose nuevos ficheros informáticos, numerando los apartados, ordenando los párrafos, cotejando la exactitud de las referencias a libros, y sacando fuera los documentos textuales, notas marginales, anejos, etc., que no convenía estuvieran formando parte del capítulo. Todo ello se editó, procediéndose a la comparación del texto con la documentación gráfica y viceversa, efectuando las anotaciones y conclusiones a que ello daba lugar. Esta información se pasó al ordenador, creándose por cada capítulo un fichero más de notas y, en su caso, otro de documentos.

      Se volvió a editar el trabajo y se procedió a releerlo, corrigiéndolo y añadiéndole opiniones, observaciones y párrafos introductorios de conexión. Se redactaron las cronologías, la introducción, las conclusiones y la bibliografía consultada. Tras ello, se le incorporó la parte gráfica, para lo que hubieron de seleccionarse las láminas convenientes, pasarla al formato A-4, escanearlas, numerarlas y rotularlas, imprimiendo copias de prueba y archivándolas en CDs. También se dibujaron directamente por el autor algunos planos y esquemas. Finalmente, se ejecutó el montaje de toda la documentación, redactando los índices y efectuando la encuadernación de los diferentes ejemplares.


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