La corteza continental supone un aspecto único del planeta Tierra de vital trascendencia para el soporte de la vida tal y como se conoce. Conocer su origen y evolución resulta una prioridad de primer orden para las ciencias de la Tierra, con especial foco en los mecanismos que inducen su crecimiento y su destrucción. En este sentido, el crecimiento de los continentes puede describirse como la segregación de material ígneo desde el manto y su subsiguiente incorporación y preservación a largo plazo en la corteza continental. Por consiguiente, entender el origen del magmatismo tipo I, el más voluminoso del mundo y representado por los magmas post-colisionales y cordilleranos, resulta indispensable para entender la evolución de la corteza continental. El presente proyecto de tesis muestra una re-evaluación del origen de la corteza continental desde una perspectiva ígnea. Para ello, se ofrece un estudio de los retos actuales sobre el magmatismo de tipo I, sujeto a grandes controversias que siguen sin ser resueltas. Los magmas post-colisionales han sido históricamente atribuidos a la fusión de la corteza inferior, no contribuyendo al crecimiento de la corteza continental, una consideración que presenta numerosos problemas al contextualizarla con datos naturales. Por otro lado, pese a que los magmas cordilleranos se consideran de origen mantélico, los modelos petrogenéticos se han desarrollado de forma teórica por medio de experimentos cuya composición no ha sido todavía hallada en la naturaleza. Para abordar estos retos se recurre a diferentes metodologías complementarias, favoreciendo un desarrollo heurístico de retos estancados durante décadas. De este modo se utilizan inferencias proporcionadas por relaciones de campo, geoquímica, petrología experimental y modelización geodinámica numérica, ofreciendo un análisis conciliador sobre las fuentes magmáticas de los magmas tipo I. Si bien el magma post-colisional ha sido clásicamente interpretado como de origen cortical, los nuevos resultados sugieren que los magmas post-colisionales, representados colisionales, representados principalmente por la suite silícea, la suite sanukitoide y los enclaves microgranulares máficos, tienen su fuente en un manto modificado. Las diferencias composicionales se pueden atribuir a la diferenciación magmática, que provoca una signatura geoquímica específica en última instancia definida por una línea de descenso de líquidos y en la que los magmas sanukitoides representan el magma parental de los granitos. La evidencia numérica apoya un origen en el manto litosférico comprendido en rangos de temperatura y contenidos en agua razonables. Complementariamente, los magmas cordilleranos se originan a partir de un precursor intermedio que puede encontrarse como glóbulos máficos en zonas de interacción de magmas, donde la congelación súbita previene la fraccionación y preserva la composición parental intermedia que coincide con los modelos experimentales. Las implicaciones de estas evidencias petrológicas y geodinámicas son usadas para abordar el problema de la evolución cortical como resultado de procesos magmáticos y dinámica litosférica, estableciendo el rol pasivo de los continentes en la evolución a largo plazo de la corteza continental.
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