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Resumen de Evolución del gasto energético, microbiota intestinal y de los niveles en sangre de aminoácidos y acilcarnitinas en pacientes en programa de trasplante de precursores hematopoyéticos

Marta Motilla de la Cámara

  • Introducción.Los pacientes receptores de trasplante de progenitores hematopoyéticos (TPH) presentan un alto riesgo de desnutrición de origen multifactorial, siendo necesaria en muchas ocasiones la nutrición parenteral. Existen escasos estudios previos donde se analice el estado nutricional de estos pacientes de forma global. Material y Métodos. En este estudio se analizó la composición corporal, el gasto energético, la microbiota intestinal y el perfil de aminoácidos y de acilcarnitinas previo al TPH, durante el ingreso y post-trasplante. Se realizó un estudio observacional prospectivo entre los años 2016 y 2018 de 40 pacientes receptores de trasplante de progenitores hematopoyéticos, tanto alogénicos como autólogos, donde se estudió la composición mediante la técnica de imagen considerada como gold estándar (DEXA) realizada antes y después del ingreso hospitalario del trasplante. Además se realizó la determinación del gasto energético en reposo mediante la realización de una calorimetría indirecta, del perfil de aminoácidos y de acilcarnitinas mediante metabolómica y de la microbiota intestinal mediante un estudio genómico de las heces, todo ello realizado en 5 ocasiones durante el estudio. Resultados y Conclusiones. Este estudio confirma la importante desnutrición que aparece asociada a los pacientes receptores de trasplante de progenitores hematopoyéticos, afectando aproximadamente a la mitad de ellos. El gasto energético calculado mediante el peso del paciente no es lo suficientemente preciso cuando se utiliza en la fase precoz tras el TPH, existiendo el riesgo de sobrenutrir o infranutrir a estos pacientes, por lo que sería recomendable la medición del gasto energético en reposo mediante la calorimetría indirecta antes de iniciar un tratamiento nutricional invasivo. Los cambios observados en la microbiota intestinal en este estudio y su alteración secundaria a la exposición de antibióticos de amplio espectro, refuerzan la necesidad de buscar herramientas profilácticas o terapéuticas para preservar un microbioma adecuado y de esta forma disminuir el riesgo de EICR o aumentar la supervivencia global de estos pacientes. La nutrición parenteral, administrada tras el TPH, no evita el déficit de tirosina ni el descenso progresivo de los niveles de leucina. La disminución en los niveles plasmáticos de leucina sugiere la posibilidad de que sea un aminoácido limitante para la síntesis proteica. La tirosina y la leucina podrían ser posibles dianas terapéuticas para evitar la pérdida de masa muscular que aparece de forma tan frecuente en estos pacientes. La disminución de los niveles plasmáticos de carnitina y acilcarnitinas (sobre todo las acilcarnitinas de cadena larga) observada durante el estudio en la fase precoz tras el TPH, sugiere un aumento en la demanda de lípidos, como aparece en otras enfermedades graves que presentan un elevado estrés oxidativo. Los niveles de citrulina observados indican que los pacientes receptores de TPH autólogos presentaron una lesión intestinal más grave y prolongada que los alogénicos. Los niveles de citrulina pueden ayudar a identificar aquellos pacientes candidatos a recibir una nutrición adecuada a fallo intestinal o incluso a determinar qué pacientes presentan datos compatibles con una atrofia vellositaria grave donde sería recomendable evaluar la utilización de una nutrición parenteral.


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