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Armamento y guerra durante la Segunda Edad del Hierro en la cuenca central del Duero y el alto Ebro: Los puñales como armas y símbolos

  • Autores: Roberto de Pablo Martínez
  • Directores de la Tesis: Fernando Romero Carnicero (dir. tes.)
  • Lectura: En la Universidad de Valladolid ( España ) en 2018
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Germán Delibes de Castro (presid.), Fernando Quesada Sanz (secret.), Raimon Graells i Fabregat (voc.)
  • Programa de doctorado: Programa de Doctorado en Patrimonio Cultural y Natural: Historia, Arte y Territorio por la Universidad de Valladolid
  • Materias:
  • Enlaces
    • Tesis en acceso abierto en: UVADOC
  • Dialnet Métricas: 3 Citas
  • Resumen
    • Armamento y guerra durante la Segunda Edad del Hierro en la Cuenca central del Duero y el Alto Ebro: los puñales como armas y símbolos.

      Hoy día a nadie le cabe duda de que la guerra jugó un papel fundamental en el devenir histórico de las sociedades, no solo durante la Protohistoria de la Península Ibérica, sino también de cualquier otra sociedad en la Antigüedad. El estudio de la misma pasa, entre otras cosas, por el análisis de las herramientas de oficio de esta actividad en todas sus dimensiones, es decir por las armas. Unas armas que constituyen la evidencia más clara de la práctica de la guerra en esas sociedades y que en muchas ocasiones traspasaron su función más práctica para convertirse en verdaderos símbolos de grupos privilegiados.

      En los últimos treinta años el estudio de la guerra y las armas en la Protohistoria ibérica ha vivido una época de esplendor, algo que ha contribuido a conocer mejor este aspecto de las sociedades indígenas de la Península. Nuestro objetivo es convertir este estudio en una herramienta más para conocer las sociedades de la II Edad del Hierro en la Meseta Norte y particularmente la práctica de la guerra y las formas de relación entre aquellos que empuñaron estas armas y el resto de la sociedad. Pues no hemos de perder de vista que nuestro objetivo final es el estudio de las gentes y no de los objetos, aunque para ello tengamos que pasar por el análisis de objetos que durante dos milenios han dormitado bajo tierra a la espera de que las gentes de una nueva sociedad curiosa por saber que ocurrió con sus antepasados los desentierren para con ellos escribir su Historia.

      Este trabajo es una continuación de aquel presentado en septiembre del año 2010 para la obtención del DEA, dedicado al puñal de filos curvos y titulado “El puñal de filos curvos: estudio tipológico, geográfico, cronológico y funcional de un arma de la Protohistoria meseteña”. Aquel estudio, de dimensiones mucho más reducidas que el actual, dio carta de naturaleza a la daga y le aportó un marco cronológico y geográfico del que hasta ese momento había carecido. Para ello tuvimos que poner relación esta daga con otros dos tipos, el puñal de tipo Monte Bernorio, sin duda alguna una de las dagas más estudiadas de la II Edad del Hierro peninsular, y el puñal de enmangue en espiga, que contrariamente al anterior y como su homologo, el puñal de filos curvos, permanecía a la espera de un estudio más minucioso.

      Nuestro trabajo puso de relieve la necesidad de realizar un estudio en profundidad de las dagas en el Alto Ebro y el Duero Medio durante la Segunda Edad del Hierro que permitiera conocer la evolución de este arma en ese periodo e individualizara cada una de las tres dagas de producción local de la zona al mismo nivel. Una tarea mucho más ambiciosa que se ha transformado en nuestra tesis doctoral y que hemos estructurado de la siguiente manera.

      El capítulo 1 expone el plan de trabajo con una introducción que explica cómo llegamos a plantearnos dicho estudio. A continuación, se exponen unos objetivos para el mismo, los cuales entendemos son totalmente asumibles para nuestra investigación, alejándonos de pretensiones inalcanzables para una tesis doctoral. La metodología empleada en el trabajo es el siguiente de los apartados del capítulo, en él, se analizan las diferentes fuentes de estudio utilizadas ―materiales arqueológicos, iconografía y fuentes literarias clásicas―, su peso en nuestra investigación, los problemas metodológicos y el sistema de registro utilizado para las mismas. Finalmente, este capítulo se cierra dotando al estudio de un marco geográfico, la zona del Alto Ebro-Duero Medio, y de un marco cronológico, la Segunda Edad del Hierro establecida en la zona desde finales del siglo V a.C. hasta mediados del siglo I. a.C., si bien el estudio tiene algunas proyecciones durante la segunda mitad del siglo I a.C.

      El capítulo 2, el más extenso de todos, está destinado al estudio del puñal de tipo Monte Bernorio. Sin duda alguna este es el arma más conocida de la Protohistoria del interior de la Meseta. Los primeros hallazgos de la misma se remontan a finales del siglo XIX cuando Romualdo Moro, a las órdenes del Marqués de Comillas, inició los trabajos de excavación en el oppidum de Monte Bernorio. Allí se documentaron los primeros puñales del tipo, lo que le llevó a recibir el nombre de ese señero yacimiento. En años sucesivos los hallazgos se fueron sucediendo en lugares tan alejados como la necrópolis de La Osera (Chamartín de la Sierra, Ávila) o la de Miraveche (Burgos), lo que permitió a Juan Cabré realizar los primeros estudios del tipo. Tras un repaso por la historia de la investigación de la daga en el que ciertos protagonistas como Juan Cabré copan nuestra atención, pasamos a un segundo apartado o bloque en el que llevamos a cabo una recopilación de todos los ejemplares de tipo Monte Bernorio hallados, tanto en la zona de estudio como fuera de ella, para conocer así su área de distribución y el número de piezas hallado en cada yacimiento.

      En el tercer bloque del capítulo 2 analizamos cada uno de los elementos de la daga de forma separada, lo que nos ayuda a entender un arma tan compleja a nivel morfoestructural con son los puñales de tipo Monte Bernorio. La primera parte de este segundo apartado es donde se estudia la daga propiamente dicha, comenzando por la hoja en sus diferentes variantes para pasar posteriormente a la empuñadura, que se subdivide en tres secciones coincidentes con las partes que la constituyeron ―guarda, puño y pomo―. En esta parte es donde se realizan las primeras tipologías del trabajo, a tenor de la gran variedad de guardas y, sobre todo, de pomos que tuvo el puñal Monte Bernorio durante toda su existencia. La vaina es el siguiente elemento a tratar, la cual es, sin lugar a dudas, una parte del conjunto del puñal muy destacada tanto por su peculiar morfología como por su complejidad. A tenor de la funcionalidad de cada una de sus partes se ha tratado en tres secciones diferentes: mitad superior del cuerpo, donde encontramos la embocadura y los remaches que permiten la sujeción de la daga al cinturón, el fuste o mitad inferior del cuerpo, donde puede haber o no elementos de anclaje auxiliares al cinturón, y finalmente la contera, que se puede resolver con uno o cuatro discos y que en ambos casos muestra variantes morfoestruturales que son indicadores de cronología. El último elemento del conjunto del puñal y con el que se cierra el tercer apartado del capítulo 2 es el broche. Esta pieza ha sido tremendamente debatida fundamentalmente por la denominación que se le ha dado tradicionalmente, “tahalí”. Antes de pasar a tratar el broche morfológica y estructuralmente nos metemos de lleno en el debate que ha suscitado su nomenclatura y funcionalidad, proponiendo, finalmente, broche como denominación y la cintura como lugar donde se portaban. A continuación, pasamos a la parte descriptiva y de análisis morfoestructural de la pieza, en la que hemos llegado a diferenciar hasta un total de doce tipos diferentes.

      El siguiente apartado del capítulo 2 se destina a la decoración de cada uno de los tres elementos que componen el conjunto del puñal. La explicación de cada una de las técnicas decorativas ocupa la primera parte de este apartado, dando paso después a los motivos ornamentales utilizados para embellecer estas armas.

      Una vez analizados los puñales a nivel morfológico, estructural y decorativo, pasamos al apartado más trascendental de todos, donde se unen los apartados previos para explicar la evolución de los puñales de tipo Monte Bernorio en sus más de dos siglos de existencia. En este se plantea una propuesta secuencial para los puñales basada en cinco fases: fase formativa, es la primera fase, se sitúa cronológicamente a finales del s. V a.C. y se caracteriza la existencia de puñales de pequeñas dimensiones, formas arcaizantes, estar realizados íntegramente en hierro y mostrar sencillas decoraciones incisas; fase de desarrollo I, es la segunda fase, cronológicamente engloba los puñales de la primera mitad del s. IV a.C. y se caracterizan por presentan medias algo mayores a los anteriores, mantener algunos de los rasgos arcaizantes de la fase previa y presentar las primera decoraciones damasquinadas del tipo; fase de desarrollo II, acoge los puñales datados en la segunda mitad del siglo IV a.C., caracterizados por formas más suaves, mayor complejidad de las piezas que los montan y decoraciones más abigarradas; fase de plenitud, sin duda la fase en la que se llega a lo más alto en cuanto a complejidad estructural, morfológica y ornamental se refiere (primera mitad del s. III a.C.); fase final, es la última etapa caracterizada por vainas con decoraciones sencillas, broches muy largos articulados, ocasionalmente, con bisagras y puñales de pequeñas dimensiones, todo ello característico de los puñales de la segunda mitad del siglo III a.C. Finalmente, el capítulo 2 se cierra con uno de los temas que menos conocidos del puñal, su origen.

      El capítulo 3 aborda el estudio del puñal de enmangue en espiga. Una daga que ha pasado muy desapercibida en la historia de la investigación a pesar que el primer, de lo que hoy conocemos como puñal de enmangue en espiga, fue hallado en la década de los 30 del siglo XX. El número de ejemplares conocido es muy inferior al de los Monte Bernorio además de concentrarse en media docena de yacimientos situados entre la cuenca del Duero y el Alto Ebro. En este capítulo, aparte de tratar la historiografía y hacer un recuento de todos los puñales conocidos, se dedica un apartado al análisis del puñal. Este apartado describe cada una de las características de la daga, reconoce las variables en la hoja, la empuñadura y, sobre todo, en los elementos de anclaje y broches, lo que permite hacer tipologías que vienen a darle carta de naturaleza al puñal distanciándolo de la familia “bidiscoidal”, a la que se le había vinculado hasta hace muy poco. Se cierra el capítulo aportándole una cronología a la daga (la tercera centuria a.C.), buscando posibles reflejos en la iconografía de Foz Coa que permitan resolver la cuestión de la suspensión y se propone una zona por la que se pudieron extender.

      El capítulo 4 está dedicado al puñal de filos curvos. Un puñal definido recientemente por nosotros mismos que se ha podido documentar en más de una veintena de yacimientos, desde la Meseta Sur hasta el campamento romano de Nijmegen en Holanda, si bien, más del noventa por ciento de los hallazgos se concentran en la zona de estudio. A continuación, pasamos a hacer un análisis en profundidad de la estructura y morfología de cada una de las partes del arma. El puñal siempre muestra una hoja pistiliforme y una empuñadura en la que las tres piezas que la formaban fueron realizadas con material perecedero y montadas sobe una espiga soldada a la base de la hoja, por lo que el hallazgo de chapas que revestían la guarda, el puño o el pomo nos ha permitido hacer tipologías en caso del primero o suponer como pudieron ser los puños y al menos un tipo de pomos. La vaina de los puñales de filos curvos presenta unas características muy uniformes, formada siempre por dos laminas enterizas que cubren el anverso y el reverso, unas cantoneras que recorren y forman el perímetro de la misma y una pieza en forma de S sujeta en la trasera de la vaina y vinculada con la suspensión. Esta última pieza se pone en relación con unos elementos de anclaje que suspenden la vaina del cinturón del guerrero, el cual se compone a su vez de un broche y varias placas articuladas que pueden formar un verdadero cinturón militar metálico. A medida que pasamos por cada uno de los elementos del puñal llevamos a cabo un análisis estructural y morfológico de los mismos y distinguimos las diferentes variantes en cada uno de ellos creando las primeras tipologías del puñal de tipo “filos curvos”. Los siguientes apartados del capítulo aportan una cronología a la daga (finales del s. III mediados del s. I a.C.), tratan el tema de la suspensión del puñal en la cintura y buscan representaciones del mismo en la iconografía (p.e. esculturas de los “guerreros castreños”).

      El capítulo 5 trata los puñales alóctonos documentados en la zona de estudio, los cuales apenas suponen el 2,3% de los ejemplares inventariados, lo que indica que la panoplia de las gentes de la zona fue muy poco permeable a influencias externas. Es más, algunos de esos puñales fueron hallados en contextos muy modernos vinculados con la llegada de Roma. Entre los escasos tipos documentados están varios puñales “bidiscoidales” y de “frontón mixto”, uno de tipo “Alcacer do Sal”, otro del tipo “frontón exento” y, finalmente, un puñal de “antenas”.

      Como una consecuencia del estudio de puñal de filos curvos, se presenta el capítulo 6, dedicado al origen del pugio y en particular a las influencias de esa daga indígena sobre el puñal romano. Tradicionalmente, se ha visto en el puñal “biglobular” el único ejemplar que influyó en la forja del pugio romano, sin ánimo de desplazar a la daga celtibérica como una importante pieza en el origen del pugio se pretende poner en valor el puñal de filos curvos como la segunda daga en la que el puñal romano hunde sus raíces.

      Subiendo en un nivel de abstracción, en el capítulo 7 hemos querido hacer una breve reflexión acerca de quiénes eran los destinatarios de los puñales estudiados, la posición social de la que gozaron en el seno de las sociedades prerromanas o las causas que les permitieron alcanzar y mantener dicho estatus; una serie de interrogantes cuya posible respuesta nos ha permitido entrever que estas dagas no fueron tanto las armas con las cuales sus portadores habrían conseguido encumbrarse socialmente cuanto mejor un marcador de estatus y un símbolo de pertenencia a un grupo privilegiado formado por las élites y sus clientelas.

      Finalmente, en las conclusiones del estudio, a modo de recapitulación y para tratar los tres tipos de dagas de forma conjunta, proponemos una evolución de los puñales en la zona estudiada desde finales del siglo V a.C. hasta la romanización, sin detenernos en detalles que creemos se habían explicado páginas atrás y ayudándonos de otros elementos de la panoplia. La tesis doctoral se completa con tres anexos. El primero es la base de datos, la cual contiene en registros ordenados por número de catálogo todas las piezas inventariadas por nosotros e incluidas en el estudio, en el que podemos consultar cualquier dato de las mismas. El segundo y tercer anexo, son apéndices gráficos donde se muestran los dibujos técnicos y láminas que ilustran el primero de los anexos e ilustran el estudio de la tesis en cualquiera de sus partes.


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