Uno de los métodos más empleados para proteger al aluminio frente a la corrosión es la anodización seguida de un sellado. En la industria, el sellado se suele llevar a cabo mediante inmersiones en agua desionizada a temperatura de ebullición, lo que implica un gran consumo energético, o en disoluciones de fluoruro de níquel a baja temperatura, es decir, recurriendo al empleo de productos químicos caros y tóxicos.
En este trabajo se demuestra que el empleo de trietanolamina permite sellar a temperatura de ebullición en tiempos mucho menores que los requeridos mediante el procedimiento tradicional, o llevar a cabo el proceso a temperaturas inferiores en tiempos razonables.
Además, se ha profundizado en el estudio de los efectos beneficiosos del envejecimiento espontáneo de los óxidos anódicos y se ha encontrado utilidad industrial a este fenómeno; combinándolo con sellados inicialmente incompletos.
Por otro lado, las variadas técnicas empleadas en esta investigación han permitido ampliar el conocimiento básico sobre los mecanismos mediante los cuales transcurren el sellado y el autosellado.
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