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Resumen de In the interaction between native and non-native speakers

Mustapha Taibi

  • La presente tesis, como su título indica, tiene como tema de investigación las relaciones de poder y de cortesía entre hablantes nativos y no nativos.

    Con un enfoque que combina la pragmática y el análisis de conversación, lo que hace es indagar en cómo se reflejan, en el lenguaje utilizado y la estructura de la conversación, las diferencia de estatus que tienen su origen en el simple hecho de ser hablante nativo o no-nativo.

    La hipótesis de este trabajo de investigación es que los hablantes nativos, por la ventaja que tienen respecto a los no-nativos, tenderían a asumir una posición de más poder, mientras que sus interlocutores no-nativos, por su competencia relativamente inferior en el idioma que se utiliza como medio de comunicación, no tendrían la misma confianza en sí mismos y se verían como "inferiores" en cuanto a poder se refiere. Por lo tanto, esta relación asimétrica quedaría reflejada en algunos aspectos conversacionales como las formas de cortesía utilizadas para cada participante en la conversación, la cantidad de participación en el desarrollo de la conversación, el control del tema, el número de interrupciones, interferencias personales y preguntas.

    Con el fin de comprobar esta hipótesis, se han grabado y analizado veinte conversaciones entre hablantes de inglés nativos (de nacionalidad estadounidense, irlandesa y británica) y no-nativos (de nacionalidad española, serbia y marroquí), habiéndose procurado seleccionar a los participantes con tal de que hubiera la menor diferencia posible entre los que formaban cada pareja (en cuanto a variables sociales como la edad, el sexo, el nivel cultural y social). Es decir, lo que se ha intentado es aislar al factor lingüístico de las posibles influencias de otros factores, con el fin de poder afirmar que los resultados han sido por causa del hecho de que una parte en cada pareja y la otra no, más que por otras razones personales o sociales.

    El análisis se ha hecho de dos formas: primero se analizaron dos conversaciones completas como muestra y, después, se analizaron, de forma cuantitativa, todas las veinte conversaciones, atendiendo en particular a las estrategias de cortesía y a las manifestaciones del ejercicio de poder discursivo. El análisis detallado de las dos conversaciones nos ha permitido percibir y entender dos muestras en su totalidad, mientras que el análisis cuantiativo de todas nos ha posibilitado realizar una comparación global entre las formas lingüísticas y discursivas utilizadas por cada bando (nativos y no-nativos), así como comprobar el acierto o la equivocación de la hipótesis en cuanto a la a/simetría de poder entre los participantes. En cuanto a la cortesía, se ha descubierto que los participantes, de ambos lados, recurrieron bastante a las estrategias de solidaridad. Es decir, los participantes demostraron interés en sus interlocutores y atención a sus necesidades de ser aceptados, creando entre los dos una relación amistosa o una unión de circunstancias, buscando puntos de acuerdo más que cuestiones conflictivas o polémicas, cediendo a los deseos del otro y bromeando de vez en cuando para crear un ambiente menos formal y menos tenso. Generalmente hablando, todo esto se ha hecho a partes iguales, pero en algunos casos se ha notado que los nativos realizaron más estrategias de este tipo, quizás porque, por su estatus, asumían la responsabilidad del desarrollo de la conversación y, por lo tanto, animaban a sus interlocutores a participar más. Sin embargo, esto no significa que todas y cada una de las interacciones se hayan desarrollado en el marco exclusivo de la cortesía de solidaridad, pues al lado de esta última también había manifestaciones de los que Brown y Levinson (1978) llaman "negative politeness", es decir cortesía de diferencia y "respeto". Algunos ejemplos de éstas son el respeto del territorio personal del interlocutor, la relativa escasez de las interrupciones y la casi total ausencia de las llamadas "amenazas a la imágen". En cuanto a las manifestaciones de la distribución desigual del poder, se ha constatado que los participantes nativos iniciaron más temas de conversación que sus interlocutores, participaron más activamente en el desarrollo de los mismos, interrumpieron más frecuentemente y les hicieron más preguntas a sus co-participantes. Por su asunción de un estatus más alto en relación a sus respectivos interlocutores, los hablantes nativos, en general, resultaron ser los que más temas eligieron y los que más tiempo mantuvieron la palabra, lo que les daba el "derecho", por un lado, de tomar decisiones y, por otro, de alcanzar sus objetivos discursivos. Por la misma asunción, y a pesar de la escasez de lso casos, los nativos resultaron ser los responsables de la mayoría de las interrupciones. Sin embargo, un dato aparentemente contradictorio o desconcertante es que los mismos utilizaron mucho más estrategias de apoyo y de aprobación cons us interlocutores no-nativos. Así parece que las estrategias de control y de ejercicio de poder coexisten con las de solidaridad. No obstante, visto este aparente apoyo desde el punto de vista contextual y global, resulta que la gran cantidad de expresiones de apoyo conversacional no son sino otra manifestación de poder, ya que los nativos se veían con las riendas y la responsabilidad del desarrollo de la conversación en sus manos, por eso animaban a sus interlocutores para mantener la fluidez de la interacción. Por último se ha comprobado que en cuanto a las preguntas, los nativos produjeron el número y porcentaje más altos, excepto en dos tipos de preguntas, a saber las que se dirigen a una autoridad y las preguntas de aclaración. En todos los casos se ha confirmado la distribución de las preguntas según el pdoer que se ostenta. Pues los nativos hicieron el mayor número de preguntas personales, de opinión y las relativas a la tarea que se estaba realizando (task-oriented) y, por lo tanto, demostraron que daban por sentado un estatus que les permitía "violar" el territorio personal de sus interlocutores y, al mismo tiempo, dirigir el curso de la actividad que se desarrollaba. Por otro lado, los no-nativos hicieron más preguntas "dirigidas a una autoridad", por lo que manifestaban su dependencia de los nativos en cuanto a asistencia y orientación lingüísticas se refiere. Para concluir, se puede afirmar que los resultados de la investigación, generalmente hablando, confirmaron las hipótesis iniciales de que los nativos dominarían las conversaciones, entrarían las interacciones con una imagen de sí mismos más positiva que la de sus interlocutores, mientras los no-nativos accederían a esta relación desigual sin oponer mucha resistencia. Sin embargo, esto no quiere decir que las conversaciones hayan sido un campo de batalla, pues las dos partes han demostrado una disposición hacia la cooperación, la aceptación del interlocutor, e incluso la compenetración. Queda por señalar que, a pesar de los intentos metodológicos de aislar el factor de nativo/no-nativo, no se puede afirmar que este objetivo haya sido logrado ni que los resultados obtenidos sean consecuencia exclusiva del hecho de ser nativo o no. De hecho, las excepciones que se han encontrado demuestran que otros factores como la personalidad, los conocimientos, etc., pueden tener un papel decisivo.


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