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Resumen de La perspectiva sociológica del consumo, desde el enfoque de género, en el ámbito doméstico y como tiempo de ocio

María José González Moreno

  • Esta tesis interpreta, desde una perspectiva sociológica, las diferencias en el consumo; tanto en el reparto como tarea doméstica como en tiempo de ocio. Los/as consumidores/as se adecúan a una serie de modelos de referencia, tanto femeninos como masculinos, que configuran su identidad social. Por eso, esta investigación parte de un enfoque de género, entendiendo el peso cultural e identitario que se le concede al consumo. Para ello partimos de los grandes enfoques teóricos, presentes en la Sociología, que conciben el consumo como; una forma de dominación, un sistema de signos, una característica de las sociedades postindustriales e incluso, un medio y un fin de la modernidad. Los primeros teóricos que estudian el consumo, desde una perspectiva de género, se circunscriben a tres grandes modelos; el histórico, el sociológico y el feminista. Todos ellos coinciden en el interés del consumo como forma de configurar la identidad social, especialmente en el caso femenino.

    Los resultados de esta investigación apuntan hacia la necesidad de incentivar la investigación del consumo como parte esencial de las diferencias de criterios y reparto de roles entre hombres y mujeres. En el consumo doméstico ocurre que es una de las funciones del hogar que muestra mayor aceptación entre el sexo masculino. Por eso, se concluye que las compras domésticas son una tarea desigualitaria, pero compartida. Cuando las compras son compartidas se abre la posibilidad de explicar el consumo como una actividad satisfactoria para ambos sexos. Ello puede significar que el consumo doméstico compartido está más cercano a los supuestos culturales que lo califican como expansión o diversión, que a las interpretaciones feministas que lo acusaban exclusivamente de manipulador y alienante para las mujeres. El consumo familiar se asume como una tarea femenina que es compartida por el sexo masculino. En este sentido, se esperaba que las circunstancias que afectan a que la mujer haga la compra, sean mayor número que las relacionadas con el sexo masculino. El modelo explicativo escogido determina que los hombres realizan más la compra sí también hacen otras actividades domésticas; como el cuidado de miembros del hogar o cocinar, e incluso, la limpieza. Esto significa que la cercanía con las labores del hogar propicia que se adquiera la responsabilidad del consumo doméstico. Las características ideológicas también tienen influyen en los hombres compradores, de forma que si no eres practicante religioso, posees un alto nivel educativo y no estás de acuerdo con los estereotipos de género que designan a la mujer como la cuidadora y al hombre como el productor, tienes mayor probabilidad de realizar las compras domésticas. Llegados a este punto, podemos asumir que el modelo sexual de familia tradicional impide una mejor equiparación de las tareas del hogar, en especial, en referencia al consumo doméstico. Según la comparativa del modelo explicativo para hombres y mujeres, podemos establecer, con cierta cautela, que los hombres compradores se caracterizan por tener un perfil más moderno (entendido como urbano, poco religioso y cooperativo en las tareas del hogar). Sin embargo, las mujeres que se encargan del consumo doméstico se caracterizan por un perfil más tradicionalista (mayores, ambiente rural y realizan más las tareas domésticas).

    El consumo también se caracteriza como configurador del ocio femenino. Las universitarias son más tendentes a interpretar el consumo como una forma de diversión y ocio. Las mujeres jóvenes contribuyen y participan en mayor medida en los rituales de consumo. Se presenta, en las universitarias, la ambivalencia del control de gastos (referidos a facturas del hogar) y cierta tendencia al consumo derrochador. Esto puede ser debido, en primer lugar, a que el control de gastos pertenece a la asignación de roles sexuales, como futuras madres-esposas-mujeres pendientes de la administración del hogar y las facturas. En segundo lugar, el consumo como derroche responde a la asimilación femenina del consumo banal y constante. Nuestra investigación determina la incorporación de sexo masculino a los actos de consumo, pero se mantiene una mayor asociación del consumo con el mundo femenino.


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