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Estudio prospectivo de prevalencia e incidencias de fracturas vertebrales en pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal con tratamiento a largo plazo con antitnf(alfa)

  • Autores: María Belén Maldonado-Pérez
  • Directores de la Tesis: María Ángeles Vázquez Gámez (dir. tes.), Ramón Pérez Cano (dir. tes.), Juan Manuel Herrerías Gutiérrez (dir. tes.)
  • Lectura: En la Universidad de Sevilla ( España ) en 2014
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Enrique Rey Díaz Rubio (presid.), María-José Montoya-García (secret.), Rosa María Moruno García (voc.), F. Correro Aguilar (voc.), Pedro Hergueta Delgado (voc.)
  • Materias:
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • INTRODUCCIÓN La enfermedad inflamatoria intestinal (EII) es una entidad compleja que incluye una amplia variedad de manifestaciones clínicas y se caracteriza por una inflamación crónica del tubo digestivo en diferentes localizaciones. Actualmente, la disminución de la densidad mineral ósea y el aumento en el riesgo de fracturas osteoporóticas se incluyen entre las complicaciones extraintestinales de la EII. Los mecanismos fisiopatogénicos de estas complicaciones no están aun totalmente aclarados. En esta enfermedad, cada vez se atribuye un papel más importante a la actividad inflamatoria, la cual ejerce un efecto nocivo tanto en la inflamación crónica intestinal, como en el hueso.

      Las terapias biológicas disponibles en la EII son anticuerpos frente al TNF-a, que regulan la sobreexpresión de citoquinas, y el sistema RANK-RANKL-OPG, con excelentes resultados. Es poco conocido si estos fármacos, además de controlar la actividad inflamatoria de la enfermedad, ejercen también una acción beneficiosa sobre el hueso. No existen datos en la literatura sobre la repercusión de Infliximab en la aparición de nuevas fracturas vertebrales osteoporóticas en éstos pacientes. Es por ello por lo que nos hemos planteado, como objetivo primario de este estudio, evaluar si el tratamiento con terapia biológica en pacientes con EII, disminuye el riesgo de fracturas vertebrales y modifica la DMO. Como objetivo secundario pretendemos conocer los posibles factores de riesgo asociados con la aparición nuevas fracturas, los cambios experimentados en los parámetros de remodelado óseo tras el tratamiento con Anti-FNT¿ y evaluar si el tratamiento corticoideo en pacientes tratados con terapia biológica, juega un papel diferente en la aparición de nuevas fracturas vertebrales.

      PACIENTES Y MÉTODOS Realizamos un estudio longitudinal y prospectivo de cohortes en 71 pacientes con EII a 7 años de seguimiento. De ellos, 23 recibieron terapia biológica. A todos los pacientes se les realizó un cuestionario de recogida de datos, radiografía P-A y L de columna dorsal y lumbar (D7-L5), densitometría ósea en columna lumbar (L2-L4) y en cadera derecha, por absorciometría de rayos X de doble energía (DXA), y extracción de sangre para determinar parámetros de remodelado óseo.

      El índice de deformidad vertebral se determinó siguiendo los criterios de Genant modificados por Black, considerando fractura vertebral grado I cuando la disminución en alguna de las alturas vertebrales medidas (anterior, media posterior), fue igual o mayor del 20¿25%, grado II si la reducción de la altura estaba entre el 25-40% y grado III si la disminución de alguna de las alturas medidas fue igual o superior al 40%.

      RESULTADOS La prevalencia de fracturas vertebrales en pacientes con EII a los 7 años de seguimiento fue muy elevada (43,6/100 pacientes), comparada con la reflejada en la literatura por otros autores. La incidencia de fracturas vertebrales en nuestra cohorte fue también muy alta en los 7 años de seguimiento (26,7/100 pacientes/año) lo que supuso una incidencia anual del 3,8/100 pacientes/año.

      Tras 7 años de seguimiento, encontramos un total de 19 nuevas fracturas vertebrales acumuladas en 11 de los pacientes incluidos, siendo la localización más frecuente en D7. Observamos que las nuevas fracturas vertebrales fueron más frecuentes en el grupo que no recibió la terapia biológica, aunque sin significación estadística entre los grupos de estudio (73,6/100 pacientes/año versus 26,3/100 pacientes/año).

      La masa ósea a los 7 años de seguimiento, sólo aumentó en columna lumbar y en aquellos pacientes que no sufrieron nuevas fracturas vertebrales, sugiriendo que el tratamiento con Anti-TNF¿ mejora la masa ósea en ausencia de fractura vertebral. Los pacientes con EII y nuevas fracturas vertebrales se beneficiaron menos del tratamiento con biológicos, aumentando en menor cuantía la masa ósea, que en aquellos que no presentaron fractura.

      En los pacientes fracturados, detectamos un aumento significativo en los niveles de Osteocalcina. El grupo que presentó una nueva fractura y habían recibido tratamiento biológico mostró un aumento de Parthormona (PTH) y ß-CrossLaps. Estos parámetros no se modificaron en los pacientes fracturados que no recibieron ésta terapia. Los pacientes tratados con Anti-TNF¿ que no sufrieron una nueva fractura, incrementaron significativamente el fósforo, la osteocalcina y la PTH. El grupo que no se fracturó de nuevo ni recibió Infliximab, incrementó también la fosfatasa alcalina ósea.

      El único factor determinante en la incidencia de fracturas vertebrales en pacientes con EII fue el antecedente de fractura previa, incrementando 8,6 veces el riesgo de padecer una nueva fractura a los 7 años.

      CONCLUSIONES En nuestra población de estudio, tanto la incidencia como la prevalencia de fracturas vertebrales fueron muy altas, observándose un incremento importante de fracturas con la mayor duración de la enfermedad.

      El tratamiento con Anti-TNF¿ no disminuyó el riesgo de sufrir una nueva fractura vertebral, siendo la incidencia de fracturas mayor en la población que no recibió el tratamiento. La mayoría de las nuevas fracturas vertebrales fueron múltiples, apareciendo muchas de ellas en pacientes con antecedentes de fractura previa y se localizaron preferentemente a nivel de D7, siendo todas ellas asintomáticas.

      El único factor predictor de nueva fractura vertebral, fue el antecedente de fractura previa, incrementando 8.6 veces el riesgo de padecer una nueva fractura durante 7 años.

      El aumento de masa ósea observado a los 7 años de seguimiento en este estudio, sólo se detectó en columna lumbar y en aquellos pacientes que no sufrieron nuevas fracturas vertebrales, lo que sugiere que el tratamiento con Anti-TNF¿ mejora la masa ósea en ausencia de fractura vertebral. La masa ósea no se relacionó con la aparición de una nueva fractura vertebral.

      Los parámetros de resorción ósea se mostraron elevados tanto en pacientes que no sufrieron nuevas fracturas vertebrales, como en aquellos que recibiendo el tratamiento biológico, sufrieron una nueva fractura. No encontramos hipovitaminosis D en la población estudiada.


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