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Francesco Venecia y John Hejduk: la vigencia del arte de la memoria en la arquitectura contemporánea

  • Autores: Gabriel Bascones de la Cruz
  • Directores de la Tesis: Esther Mayoral Campa (dir. tes.), Pablo Diañez Rubio (dir. tes.)
  • Lectura: En la Universidad de Sevilla ( España ) en 2017
  • Idioma: español
  • Número de páginas: 417
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Juan Manuel Palerm Salazar (presid.), Francisco Javier Terrados Cepeda (secret.), Juan Miguel Hernández de León (voc.), Santiago de Molina Rodríguez (voc.), María del Mar Loren Méndez (voc.)
  • Materias:
  • Enlaces
    • Tesis en acceso abierto en: Idus
  • Dialnet Métricas: 1 Cita
  • Resumen
    • Hay veces que la observación detenida y atenta de la realidad, y por ende de la arquitectura, nos desvela mensajes, códigos o relaciones no visibles en una primera mirada. Es a lo que invita este trabajo de investigación, proponiendo la revisita a una serie de obras de dos arquitectos contemporáneos, Francesco Venezia y John Hejduk. Visita que se inicia buscando en sus proyectos la relación entre arquitectura y memoria, y que como fruto nos revela una misma clave que empareja estas dos trayectorias, en principio inconexas, y permite interpretar y dotar de coherencia a proyectos sobre los que la crítica nunca ha ofrecido, a nuestro entender, un análisis concluyente. Y esa clave es la relación que interpretamos guardan con una ciencia olvidada, el arte de la memoria, o mnemónica, ciencia que nace en el periodo clásico, insertada en la retórica, y que desde sus inicios establece una relación con la arquitectura, al proponer la utilización de edificios mentales como mecanismo para potenciar los procesos de rememoración de los oradores. Desaparecida su utilidad práctica como alternativa a la escritura, evolucionó para ofrecer, en los tratados de uno de sus periodos álgidos, el Renacimiento, sistemas arquitectónicos o diagramáticos con una mayor ambición: la de contener todo el saber e interpretar, e incluso manipular, el universo. Tras este periodo de máximo esplendor, esta ciencia fue decayendo hasta desaparecer en el siglo XVIII, para ser recuperada por historiadores como Frances A. Yates en el pasado siglo XX. Y es la relación con esta ciencia la que permite establecer la hipótesis de este trabajo, que sostiene que bajo las obras de F. Venezia en Gibellina y de la práctica totalidad de la obra de J. Hejduk subyace el arte de la memoria, y que solo entendidas bajo los postulados de esta olvidada ciencia cobran su verdadero sentido. Las obras analizadas de ambos autores parten de un origen semejante, la respuesta ante sendas catástrofes; una natural, el terremoto del valle siciliano de Belice en 1968, y la otra bélica, el holocausto judío de la II Guerra Mundial. Dos tragedias que provocan una reflexión existencial, sobre cómo entender el estar del hombre en el mundo, y que reclaman la memoria como material determinante del proyecto de arquitectura, haciendo que esta última se convierta en el vehículo ofrecido por los arquitectos para enfrentar estas situaciones extremas. Pero la relación con el arte de la memoria es diversa en los dos casos de estudio, lo que lleva a estructurar el trabajo en dos partes diferenciadas. La primera parte analiza la obra de Venezia, y nos presenta las obras del museo de la nueva Gibellina y el proyecto del teatro al aire libre junto a la ruina como un proyecto único, en el que identificamos el espectro temporal casi completo del desarrollo de la ciencia de la memoria condensado en una década. Interpretamos estas obras como la materialización, en proyectos concretos, de los modelos arquitectónicos que filósofos y pensadores de la mnemónica utilizaron en sus tratados como recursos mnemotécnicos y como forma de representar y aprehender el universo. Entendemos así los postulados de aquella ciencia como un manifiesto predecesor de los proyectos de Venezia, que dictaron tanto su configuración edilicia, como su sentido y mensaje, con una correlación del edificio del museo con los periodos clásico y medieval de esta ciencia, y el teatro como reflejo de los prototipos de teatros de la memoria renacentistas. Un recorrido que comenzó como proceso rememorativo y de aceptación del pasado y que evolucionaría para ofrecer una experiencia catártica que trasciende esa primera intención y permite a las víctimas una conexión con el cosmos. La relación de la obra de Hejduk con la ciencia mnemónica es bien distinta. Consideramos que la obra de este arquitecto, plasmada en los libros en que la editó, tiene como finalidad la elaboración de un tratado de la memoria, un ars memoriae del siglo XX, con la misma amplitud de alcance y ambición que los que realizaron los autores del Renacimiento: ofrecer una representación e interpretación del universo entero, incluidas todas sus escalas, desde las más terrenas, a las celestes y supracelestes, explicando el mundo desde su diversidad hasta su origen primigenio. Un único proyecto vital que se presenta fragmentado, pues el recorrido secuencial de los diferentes libros en que se publica va recorriendo sistemáticamente las diferentes escalas de la creación en sentido ascendente, hasta llegar al origen del universo. Esta anacrónica ambición, la construcción de un tratado de la memoria, la constatamos en las características que con sus antecesores comparte, siendo los diferentes proyectos arquitectónicos que elabora y grafía en sus libros los mecanismos que ofrece para desgranar y asimilar estos diferentes estratos del universo. El trabajo de los dos autores comienza con un hecho concreto, histórico, constatable, y cruento. Pero el camino se ensancha, transciende de la mano de la memoria hasta alcanzar esa magnitud universal. Ambos fundan sus proyectos en la relación con la memoria, pues tienen como primer fin el rescate del olvido y la asimilación de los trágicos hechos que los motivan, y también ambos son conscientes de la transcendencia con que derivan sus trayectorias. Sin embargo ninguno de ellos, por inconsciencia o por un pretendido velo, hace explícita la referencia al arte de la memoria, cuando aquellos tratados parecen dictar o anticipar de una forma asombrosa sus principios, intenciones, modelos, contenidos y reglas de diseño. Una concordancia que nos faculta a llevar más allá la tesis planteada y sostener que estas obras permiten constatar la vigencia del arte de la memoria en la arquitectura contemporánea. Entender que esta ciencia olvidada, su forma de trabajar con la memoria y la filosofía que lleva tras sí, mantiene viva la relación que con la arquitectura tuvo desde su origen, y permite la interpretación de proyectos contemporáneos y la generación de nuevas arquitecturas, pudiendo incluso llegar a ser la arquitectura el lenguaje en que se escriba un actual ars memoriae. Una aseveración que permite entender este trabajo, no como un análisis cerrado de dos obras o autores concretos, sino como un prisma desde el que poder mirar otras arquitecturas existentes, que posibiliten la continuidad de esta investigación y, todavía con mayor interés, que invita a utilizar la relación con esta ancestral ciencia como estrategia de proyectación arquitectónica.


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