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Resumen de Castellón hacia la modernidad: salud, educación y debate científico (1880-1918)

Concepción Calvo Mas

  • INTRODUCCIÓN En este trabajo de investigación estudiamos la evolución del urbanismo, la salud, la educación y el debate científico que se suscitó en Castellón desde 1880 a 1918, etapa de amplias transformaciones hacia la modernidad, fruto del impulso de la Revolución Industrial en España y Castellón.

    La elección de este periodo se basa en que entre 1880 y 1918, la ciudad de Castellón experimenta una serie de cambios económicos, demográficos, urbanísticas, sanitarias, etc., que le llevan a enfrentarse a nuevos retos en todos los campos de la sociedad. En estas transformaciones intervendrán grandes profesionales de la medicina, profesores, arquitectos, abogados, maestros/as que contribuirán a modernizar Castellón.

    Analizamos cualitativa y cuantitativamente el desarrollo de las enfermedades infectocontagiosas que con mayor frecuencia afectaron a la ciudad de Castellón, y realizamos un estudio comparativo de éstas enfermedades con el País Valenciano y España.

    En capítulos aparte estudiamos las epidemias de cólera de 1885 y la de la gripe de 1918 en Castellón y como afectaron éstas a sus habitantes.

    En el orden educativo se ha hecho un estudio de la evolución e higiene de los centros de primera y segunda enseñanza pública en la ciudad de Castellón, en base a los cambios normativos, el modelo educativo, el tipo de edificio escolar y su emplazamiento en la ciudad.

    Analizamos la influencia que el Instituto de Segunda Enseñanza tuvo en la cultura castellonense. Para ello estudiamos las conferencias que daban los profesores del Instituto en los centros de sociabilidad de la ciudad, así como también investigamos las actividades de enseñanza-aprendizaje que utilizaron los profesores de Ciencias Naturales como las excursiones, libros de texto y material didáctico.

    Otra hipótesis que hemos pretendido demostrar es que los intelectuales y científicos de Castellón mayoritariamente profesaban una ideología republicana que valoraba los nuevos avances científicos, entre ellos el darwinismo. Analizamos los debates científicos que estos intelectuales organizaron en Castellón, así como también los que profesaban otras ideas políticas como los liberales y los carlistas, en los espacios de sociabilidad para la ciudadanía.

    Nos ha parecido interesante indagar que pensaban los médicos, maestros y políticos de Castellón sobre la implantación de las cantinas escolares, los roperos y la gota de leche en la ciudad.

    Averiguamos la labor desarrollada en la organización de las primeras colonias escolares castellonenses por el inspector Provincial de Sanidad, José Clará, y el inspector de Enseñanza Primaria, José Senent.

    METODOLOGÍA La metodología empleada parte de una rigurosa investigación de las fuentes utilizadas (documentación específica sobre el tema encontrada en archivos nacionales, provinciales y locales; colecciones legislativas; bibliografía; datos estadísticos; prensa; revistas¿ A través de todos los documentos sacados de estas fuentes, hemos procurado realizar un análisis minucioso y crítico de cada uno de ellos con el fin de conocer con detalle la finalidad, las ideas y actuaciones y los intereses socio-culturales que confluyeron en el desarrollo de los acontecimientos investigados.

    Teniendo en cuenta las aportaciones del materialismo histórico y de la Escuela de los Annales, hemos llevado a cabo unos supuestos metodológicos en nuestra investigación. Hay que destacar además que desde los años 80 del siglo XX han penetrado en España las nuevas corrientes historiográficas (Stone, microhistoria, tercera generación de los Annales, escuela marxista inglesa) que dan el mismo espacio de importancia a los aspectos económicos y a los ideológicos y culturales, por lo que los estudios sobre educación y su importancia social han cobrado nuevo auge para entender la sociedad y sus diferentes elementos de una forma más globalizada. Estas nuevas corrientes han emparentado y colaborado con otras ciencias sociales como la antropología, la sociología y la psicología.

    CONCLUSIONES Hemos podido observar en esta investigación que el problema higiénico y sanitario que más preocupaba a políticos y a ciudadanos era la eliminación de las aguas residuales y las basuras. Castellón padeció tres epidemias de cólera importantes, la primera de 1834, la segunda de 1855 y la tercera de 1885, cuyo origen en buena medida era la contaminación que las aguas del subsuelo recibían de los pozos ciegos. Para paliar este problema y otras prácticas poco higiénicas como echar aguas sucias a la calle o elaborar estiércol en los patios de las casas, el Ayuntamiento dicta algunas disposiciones o bandos, como el de 1871 o el Reglamento de Higiene Municipal de 1908, para prohibir e inspeccionar su cumplimiento. También se exigía la construcción de depósitos de letrinas en las casas, y como llevar a cabo la evacuación de estos depósitos, de los pozos negros y de la acumulación del estiércol de las cuadras.

    La instalación de una red de alcantarillado público para conectar los desagües de las viviendas se inicia en la primera década del siglo XX, siendo su ejecución muy lenta. Consultados los expedientes de obras en el Archivo Municipal de Castellón, de las décadas 1920 y 1930, en diferentes zonas de la ciudad, sigue figurando entre la documentación para la concesión de licencias de obras de viviendas el plano de «obras del subsuelo», donde aparece aún representado para eliminar las aguas residuales el depósito de letrinas y el pozo ciego, sistema que se venía exigiendo en ordenanzas de décadas anteriores. Lo que hace suponer que aún no se había completado la red de alcantarillado con su sistema de depuración y vertido, o que el Ayuntamiento seguía permitiendo el antiguo sistema de evacuación.

    A mediados del siglo XIX, el abastecimiento de agua a la ciudad aún era por antiguos pozos existentes en el casco antiguo y barrios periféricos, y de las aguas procedentes del río Mijares, canalizada por la acequia Mayor. A partir del último tercio del siglo XIX empezaron a instalarse fuentes públicas con control sanitario, completándose en toda la ciudad en la primera década del siglo XX. La distribución de agua potable mediante canalización para dar servicio a las viviendas no se inicia hasta la última década del siglo XIX, continuándose las obras en las décadas siguientes. Por los expedientes de licencias de obras consultados, hasta mediados de la segunda década del siglo XX no empiezan a aparecer, en distintos puntos la ciudad, solicitudes de obras para la instalación de electro-bombas en las viviendas y en las industrias para elevar el agua.

    También hemos estudiado el tipo de vivienda en Castellón. Entre los distintos tipos, conocemos por descripciones, que la vivienda de los agricultores era mayoritaria, tanto en el casco antiguo como en los arrabales. Solían ser casas unifamiliares de uno o varios pisos, con unas condiciones higiénicas muy deficientes, en donde las personas y el animal conviven en un espacio poco diferenciado. Este tipo de vivienda y la del hábitat rural temporal, generaban cifras más elevadas de enfermedades, especialmente las transmitidas por animales.

    A través de los expedientes de licencias de obras, consultados en el Archivo Histórico Municipal de Castellón, hemos podido conocer el estado de habitabilidad de las viviendas que se construyeron en el periodo de estudio, las normas higiénicas y el control que el Ayuntamiento ejercía sobre estas viviendas.

    Por los datos consultados sabemos, que hasta los primeros años del siglo XX no aparece documentación alguna de la distribución interior de la casa ni de las condiciones higiénicas de su interior. Solo figura el plano de fachada con la composición de los huecos, el número de pisos y la altura de la casa y otro plano con la situación de la parcela y su alineación a la calle.

    Con la aprobación del Reglamento de Policía de 26 de junio de 1901, se observa que la documentación que se presenta para la concesión de licencia de obras de construcción o reforma de viviendas es mucho más exhaustiva, mejorando cualitativamente en lo que respecta a las condiciones de habitabilidad del interior de la casa. En donde, junto a una memoria técnica de materiales y obras a realizar, figura una colección de planos explicativos de las condiciones higiénicas a cumplir en la nueva vivienda.

    A partir de la última década del siglo XIX, pero especialmente a partir de 1900, el Ayuntamiento de Castellón apuesta por mejorar las condiciones de salubridad de la ciudad, el ornato público, con calles y plazas ajardinadas y las infraestructura urbanas, acelerando las obras de pavimentación, red de agua potable, alcantarillado o cubriendo los mercados, para lo cual pide un préstamo de un millón de pesetas en 1913. También le preocupa el estado higiénico de muchas de las viviendas de la ciudad, que la prensa y médicos denuncian. Para elevar el nivel de habitabilidad de las nuevas viviendas y edificios públicos y privados, aprueba una serie de nuevos reglamentos de policía y de higiene municipal que supone desde 1901 mejoras importantes en el nivel de habitabilidad de las viviendas. Hasta el extremo de que en las décadas siguiente los proyectos de construcción exhiben similares condiciones higiénicas.

    Será la Comisión de policía urbana, presidida por el técnico Municipal, la que se encarga de hacer cumplir escrupulosamente las ordenanzas municipales en la concesión de licencias de obras, como se constata por los informes que figuran de expedientes de obras. Asimismo, la Inspección y la Junta de Sanidad tuvieron un papel muy destacado en este periodo sobre el control de la higiene de las calles, de las viviendas y de los edificios públicos y privados.

    También hemos podido observar en esta investigación, la preocupación de la prensa por las condiciones higiénicas-sanitarias de la ciudad. Ante la presencia de epidemias insta a los ayuntamientos que adopten medidas encaminadas a sostener la salud pública. Para ello denuncia todos los abusos y faltas contrarias a la higiene.

    A lo largo de nuestra investigación hemos podido comprobar que los médicos de Castellón tuvieron y un peso social y político indudable.

    Un número importante de los profesionales de la medicina desarrollaron sus conocimientos científicos con sus conferencias en los centros de sociabilidad de Castellón y en sus escritos en la prensa, contribuyendo con ello a elevar la cultura científica de los castellonenses. Estos médicos también influyen en los planteamientos higienistas de la ciudad al plantear proyectos que desarrollaron nuevos ensanches y zonas verdes que cumplían una doble finalidad higiénica y educativa. Asimismo estos intelectuales intervinieron profesionalmente en los momentos más graves para nuestra ciudad como fue en la epidemia de cólera en 1885 y en la epidemia de gripe de 1918.

    Una de las enfermedades endémicas que afectó a la población de Castellón en todas las épocas pasadas fue el paludismo o malaria. El foco más grande de emanaciones que tenía Castellón era el terreno conocido con el nombre de El Cuadro, que eran unos marjales muy extensos situados detrás del pinar del Grao. En todos los tiempos encontramos disposiciones encaminadas a remediar las fiebres palúdicas.

    En el estudio comparativo que hemos realizado de las enfermedades infecciosas en el País Valenciano y España, nos centramos sobre todo en comentar las enfermedades que tuvieron más incidencia en los primeros años del siglo XX, puesto que hasta entonces los censos que proporciona el Instituto Nacional de Estadística no detallan las diversas enfermedades comunes.

    En el siglo XIX las enfermedades del aparato digestivo, excluidos el cólera y la disentería, eran las que más fallecimientos ocasionaban, seguidas de las enfermedades respiratorias. La década de los setenta fue la de mayor mortalidad debido a la tuberculosis pulmonar y a infecciones en menores de cuatro años; en 1885 debido a la epidemia de cólera hubo una fuerte elevación. En la última década del siglo se vio un nuevo descenso, aunque los años 1897 a 1899 fueron los de mayor mortalidad. Y es en los primeros años del siglo XX cuando se observa una disminución de la mortalidad, hasta 1918, año en que la gripe provocó un gran número de defunciones.

    En cuanto a la mortalidad infantil hay un moderado descenso a partir de 1905. Las causas de muerte en menores de cuatro años hasta mediados del siglo XX fueron la diarrea, la bronquitis aguda, la neumonía, la meningitis simple las alteraciones congénitas y la prematuridad. Ese descenso observado en dicha mortalidad se debió a la disminución de la muerte por diarrea, y eso fue consecuencia de unas mejores condiciones higiénicas.

    Hemos estudiado en capítulos aparte la epidemia del cólera y la de la gripe. En la epidemia del cólera las estadísticas que daban la Gaceta de Madrid, el Boletín Oficial y el Registro Civil, reflejan mucha confusión, pues no coinciden en el número de invasiones y defunciones. De todas maneras no era suficiente el número de muertos que indicaba cada uno para declarar epidemia en una población de 30.000 habitantes. Por edades la franja más afectada era la comprendida entre 40 a 60 años; seguida de los 25 a 40 años, y después, menores de 15 años.

    Hemos elaborado unas tablas de la evolución de la epidemia en Castellón y sus comarcas sólo con los datos que figuran en el Boletín Oficial de la Provincia desde el 24 de junio de 1885 y observamos que la ciudad de Castellón tuvo en total 357 invasiones y 219 defunciones entre junio, julio y agosto. Villarreal fue la población donde más defunciones hubo (455), seguida de Vinaroz, Nules, Burriana y Alcora, todas por encima de 200 defunciones.

    El preservativo del cólera era la vacuna de Ferrán que fue muy bien aceptada por los médicos de Castellón. Tanto es así que el Instituto de Vacunación castellonense que presidia el oftalmólogo Antonio Forns, nombró al médico de la Beneficencia municipal, Agustín Segarra y a José Clará, médico del Hospital Provincial, representantes de dicho Instituto para felicitar a Ferrán por sus trabajos, y estudiar el modo de propagar la vacuna del cólera en Castellón.

    Otra gran epidemia que sufrió Castellón fue la gripe de 1918, concretamente en el mes de octubre, se produjo un elevado número de defunciones, murieron casi el mismo número de mujeres que de hombres.

    Observamos que la gripe afectó al colectivo más joven, pues las personas mayores que pasaron la gripe de 1889-1890, quedaron inmunizadas.

    El personal médico realizo una gran labor, pues además de ejercer su función puramente curativa, tuvo que actuar un poco como inspector o policía, comunicando cada uno de los casos que asistía. Los médicos se arriesgaban a contraer la enfermedad y sufrir personalmente las consecuencias del contacto con los enfermos.

    En el orden educativo el Instituto de Segunda Enseñanza tuvo una gran influencia en la cultura castellonense. Los profesores colaboraron en los espacios de sociabilidad de Castellón dando conferencias sobre temas de arte, ciencias naturales, higiene, educación política, etc., con la finalidad de elevar la cultura de los castellonenses.

    Los recursos que emplearon los profesores de Ciencias Naturales para la enseñanza¿aprendizaje fueron las excursiones, el gabinete de Ciencias Naturales y los libros de texto.

    El Desierto de las Palmas fue un aula de naturaleza para los centros docentes de la capital provincial. La proximidad era un aliciente a la hora de programar excursiones de estudio y reconocimiento de un entorno enormemente instructivo. Antimo Boscá fue uno de los profesores de Ciencias Naturales que más utilizó el desierto de las Palmas para sus excursiones didácticas.

    El Instituto de Castellón tenía suficientes recursos materiales para realizar las clases prácticas. Disponía de colecciones de animales, plantas, rocas y minerales, maquetas y modelos anatómicos, suficientes para hacer una enseñanza intuitiva.

    Los profesores de Ciencias Naturales del Instituto de Castellón optan por manuales nuevos y de calidad, aunque en la enseñanza de esta asignatura sigan propuestos dos manuales de la era Isabelina, como el de Sandalio de Pereda y el de Manuel María José de Galdo y López.

    El libro de texto más utilizado por los profesores de Ciencias Naturales, fue el Emilio Ribera Gómez: Elementos de Historia Natural del que aparecieron quince ediciones entre 1879 y 1926. La obra se difundió no solo en España sino en Latinoamérica. Corrigiendo y actualizando el contenido de sus Elementos, no solo mantuvo al día la información, sino que superó los planteamientos tradicionales de la Historia Natural agrupando las partes de su compendio relativas a los seres vivos bajo el concepto general de biología. Rechazó rotundamente el racismo consecutivo al darwinismo social iniciado por Herbert Spencer. Emilio Ribera cuestiona en su libro la existencia de misteriosas fuerzas vitales y admite que los fenómenos que caracterizan la vida se pueden explicar dentro de los campos de la física y de la química Dentro del impulso educativo y cultural que el Instituto Ribalta dio a Castellón en los años objeto de estudio, nos ha parecido adecuado estudiar en este apartado el debate que hubo en Castellón en torno al darwinismo desde 1880 hasta 1909, año en que se celebró el centenario del nacimiento de Darwin.

    En Castellón las posiciones opuestas al darwinismo vienen representadas por los neocatólicos que no se limitaron a descalificaciones meramente ideológicas sino que fueron cultivadores rigurosos de las ciencias biológicas. Los principales fueron el jesuita castellonense Antonio Vicent, fundador del Círculo Católicos de Obreros, y El catedrático de Ciencias Naturales del Instituto de Castellón, Catalino Alegre Renau.

    En el lado opuesto estaban los republicanos que defendían abiertamente el darwinismo en sus redes sociales. El médico y concejal del Ayuntamiento de Castellón Vicente Gea, Gil Valero, jefe de los republicanos villarrealenses, y el redactor de El Clamor y jefe de las Juventudes Republicanas, Agustín Betoret, fueron los principales defensores de la teoría darwinista.

    En la cuarta parte de la tesis estudiamos la higiene de las escuelas y las colonias escolares en Castellón.

    Uno de los aspectos en que más incide la prensa de Castellón a finales del siglo XIX, es la falta de condiciones higiénicas de los locales de las escuelas y la repercusión de esta circunstancia en la salud de los niños. Además hace hincapié en la necesidad de atender a la difusión de la primera enseñanza en la capital y la urgencia de crear escuelas de ambos sexos en los barrios periféricos.

    Por los expedientes de instrucción pública de centros escolares consultados, hemos podido conocer el relevante papel que la Comisión permanente de Instrucción Pública tuvo en la consecución de mejoras y aumento de centros escolares. Los informes de la Comisión fueron siempre escuchados y atendidos por la Corporación municipal.

    En la última década del siglo XIX surgen dos nuevas escuelas municipales, la Escuela Centro de niñas, que era aneja a la Normal de Maestras y la Escuela del caserío del Grao. También se remodelan o cambian de emplazamiento las antiguas escuelas construidas en el siglo pasado, para responder mejor a las modernas prescripciones pedagógicas y condiciones higiénicas.

    Con el inicio del siglo XX se producen importantes mejoras en las escuelas públicas, tanto a nivel pedagógico como higiénico. El Real Decreto de 26 de octubre de 1901, por el que el Estado asume los gastos de personal y mantenimiento, supone un alivio a los municipios, pudiendo de esta forma invertir más en edificios escolares. También el Real Decreto de abril de 1905, de Carlos María Cortezo, amplia y agiliza las subvenciones. El mismo decreto publica las nuevas Instrucciones Técnico-higiénicas para la construcción de colegios.

    En pocos años, el celo del Ayuntamiento de Castellón empieza a dar los primeros frutos, ampliando y mejorando las escuelas existentes y construyendo otras nuevas, diseñadas según las nuevas normas.

    A finales de la primera década del siglo XX, sabemos por las Guías Oficiales de Castellón y Provincia del creciente aumento de centros escolares, como la Escuela de la calle Pi i Margall o la Escuela de la calle Ros de Ursinos. Muchas de las escuelas municipales estaban situadas en edificios alquilados y adaptados a la función docente.

    La construcción de dos grupos escolares nuevos, para niños y niñas, de promoción municipal y subvención estatal, ajustados a la nueva Instrucción Técnico-Sanitaria, no se hace esperar. En la temprana fecha de 1908, se están ejecutando en los nuevos ensanches de la ciudad, el Grupo Escolar de la calle Herrero y el de la Ronda Magdalena. Lo que denota el interés del Ayuntamiento por hacer más y mejores colegios.

    En la segunda y tercera década del siglo XX el mapa escolar cambia sensiblemente de aspecto, desapareciendo paulatinamente las «escuelas-habitación», situadas en el centro de la ciudad, generalmente en locales alquilados, por nuevos grupos escolares ubicados en el extrarradio.

    Todo ello se tradujo en una mejora pedagógica e higiénica, reduciéndose progresivamente el hacinamiento en las aulas. Hechos que políticos y maestros manifestaron en charlas y artículos en prensa.

    La preocupación por la salud de los niños desfavorecidos llevó al Inspector Provincial de Sanidad, José Clará, y al Inspector de Primera Enseñanza, José Senet a organizar las primeras colonias escolares de vacaciones, en el verano de 1915.

    Los resultados de la estancia de los niños en Lucena fueron muy positivos en todos los aspectos, educativos porque fomentaron la educación ambiental, social y cultural de los colonos y físicos, ya que los datos antropométricos tomados antes y después de la colonia revelaron aumento de peso y de amplitud torácica.

    Como conclusión final el balance del periodo que estudiamos es muy positivo, creemos que la ciudad de Castellón avanzó hacia la modernidad como corresponde a su condición de capital de provincia, tanto en urbanismo, higiene, en la incidencia de enfermedades, enseñanza e higiene escolar. No obstante, creemos que las diferencias sociales eran significativas y los poderes públicos no disponían de suficientes medios para socorrer a los más necesitados. Lo que queremos destacar también es el altruismo y la empatía que los políticos republicanos, los profesionales de la medicina y educativa desplegaron para ayudar, en épocas de crisis, a las personas más necesitadas de Castellón.


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