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Un derrotado en “La Victoria”: José María Gil-Robles y la Guerra Civil española (1936-1939)

    1. [1] Universidad Carlos III
  • Localización: Revista Universitaria de Historia Militar, ISSN-e 2254-6111, Vol. 7, Nº. 13, 2018 (Ejemplar dedicado a: La guerra civil española. Una perspectiva biográfica), págs. 104-133
  • Idioma: español
  • Títulos paralelos:
    • A defeated in “La Victoria”: José María Gil-Robles and the Spanish Civil War (1936-1939)
  • Enlaces
  • Resumen
    • español

      José María Gil-Robles siempre sostuvo que su papel en la preparación y ejecución del golpe de Estado del 18 de julio de 1936 había sido marginal; en su famoso libro de memorias, No fue posible la paz, argumentó incluso que la vía violenta para alcanzar el poder era del todo contraria a sus planteamientos políticos.Los autores, a partir de una minuciosa investigación en fuentes primarias y secundarias, especialmente en el Archivo General de la Universidad de Navarra (AGUN) y en los archivos vaticanos, rebaten que el líder de la CEDA fuera un simple espectador de los sucesos golpistas de julio de 1936. Por el contrario, sostienen que Gil-Robles cuestionó el accidentalismo y la vía legalista desde al menos 1935, lo que explica su ambiguo papel en las sucesivas crisis políticas de diciembre de 1935 y febrero de 1936. Tras el triunfo del Frente Popular sus discursos y sus actuaciones se encaminaron a deslegitimar las instituciones de la República, en disputa con Calvo Sotelo, aunque solo hacia mayo de 1936 decidió prestar su colaboración política y económica a los golpistas, siendo Francisco Herrera Oria su contacto con los generales.

      Aceptando que tras el 18 de julio habría una breve fase de dictadura militar, Gil-Robles aspiraba a liderar el proyecto contrarrevolucionario en un plazo relativamente corto; con ese fin redactó incluso un programa político de tipo corporativo y no democrático, al que sin embargo nadie prestó atención. Pudiendo haber sido el jefe de la Nueva España, Gil-Robles no supo jugar sus bazas: su manifiesta enemistad con otros partidos de derecha, su carácter difícil, la desconfianza que despertaba entre los generales –Franco en particular–, el limitado papel de las milicias de la CEDA en la contienda y la excesiva duración de la Guerra Civil, entre otras razones, terminaron por malograr sus planes. Aislado y marginado en Portugal, Gil-Robles rechazó la deriva totalitaria de la España nacional y terminó por desentenderse de “La Victoria”, a pesar de haber sido uno de sus principales apoyos en 1936.

    • English

      José María Gil-Robles always argued that his role in the preparation and execution of the coup d'état of 18 July 1936 had been marginal; in his famous memoirs, No fue posible la paz, he even said that the violent way to achieve power was completely contrary to his political views.

      The authors, based on a thorough investigation of primary and secondary sources, especially in the General Archives of the University of Navarra (AGUN) and in the archives of the Vatican State, claim that the leader of the CEDA was a simple spectator of the coup d'état events of July 1936. On the contrary, argue that Gil-Robles questioned accidentalism and legalism from at least 1935, which explains his ambiguous role in the successive political crises of December 1935 and February 1936. After the triumph of the Popular Front his speeches and his actions were directed to delegitimize the institutions of the Republic, in dispute with Calvo Sotelo, although only in May 1936 he decided to lend his political and economic support to the coupmakers, Francisco Herrera Oria being his contact with the Generals.

      Accepting that after July 18 there would be a brief phase of military dictatorship, Gil-Robles aspired to lead the counterrevolutionary project in a relatively short time; to that end he even drew up a political program of a corporate and non-democratic type, to which nobody paid any attention. Having been the head of the “Nueva España”, Gil-Robles did not play his tricks:

      his manifest enmity with other right-wing political parties, his strong character, the mistrust he aroused among the generals –Franco in particular–, the limited role of militias of the CEDA in the battlefield and the long duration of the Spanish Civil War, among other reasons, ended up by defeating their plans. Isolated and marginalized in Portugal, Gil-Robles rejected the totalitarian drift of the Nationalist Spain and ended up by disregarding "La Victoria", despite having been one of its main supporters in 1936.


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